Que duro es el sentimiento unilateral. La amistad, el amor, el deseo incluso. No hay dolor que me quiebre más que el de tener que callar cuando quiero gritarle al mundo lo que siento. El tener que medir mis palabras, cuando quiero pedirle que se quede. Que desgarrador el sentir como si una conexión o un sentimiento inexplicable te une a alguien que no parece estar en sintonía. En momentos así es cuando pienso que me estoy volviendo loca. Imagino una unión donde no la hay. Reproduzco los mismos recuerdos una y otra vez en mi mente. Creo escenarios ficticios antes de dormirme. Veo conexiones en los lugares más lejanos a mi, tanto, que como estrellas fugaces, veo pasar en el cielo en 5 segundos. 5 segundos donde sentí cosas que ningún ser humano cercano a mi me provocó jamás. El sentimiento no correspondido, o creado por mi imaginación, es mi enemigo, mi miedo, mi inseguridad, mi debilidad más grande. Me hace perder pedazos de mi en trayectos que recorro completamente sola. Ojalá algún día me tope con alguien dispuesto a caminar a mi lado...