“Nadie habla de esas veces en las que te has sentido perdido y no te encuentras. De esas veces en las que has visto las estrellas con la esperanza de que las estuviese viendo también la persona que echas de menos. Sólo las estrellas saben cuánta tristeza guardamos dentro al momento de levantar la cara y mirarlas, a veces parecen que ellas también están tristes, algunas brillan más que otras. A mí siempre me han gustado las cosas rotas, pero a algunos no les agrada la idea de estar con cosas que, para ellos, no tienen remedio y no sirven para nada. Pero si tú les pones todo el empeño para arreglarlas, te llevarás el mérito. Aunque después no sepas qué hacer tú con tus partes rotas, con esas que por las noches parecen cobrar un toque nostálgico. Personas rotas arreglando cosas rotas. Y creo que no existe mayor acto de valentía. La noche es larga para las personas rotas, enfermas y perdidas. No sé por qué, pero por la noche se echan en cara todos los errores que has cometido en tu vida, las personas que se han ido demasiado pronto por no saber cómo quedarse, las cosas que terminaron por no ser nuestras, los sentimientos que una vez amamos y que terminamos odiando, los amores que nos dejaron heridas por todo el cuerpo, cuando lo que queríamos es que alguien nos mordiera los labios y que nos hiciera sentir que somos las nube que más le gustaría morder. Los arañazos en la espalda no están porque alguien nos los hiciera en la cama, están porque nos los hicieron fuera de ella. Y qué triste. Y qué jodidos estamos.”