Escribir Operación Cupido: Misión Fallida fue como planear una travesura escolar: empezó con una idea tonta, se salió de control a mitad de camino, y terminó siendo algo que nunca imaginé… pero que me hizo profundamente feliz.
Gracias, primero que nada, a esos personajes en mi cabeza que no se callaban y decidieron enamorarse cuando no debían. Alex, Nico… ustedes se robaron el show sin pedir permiso, y yo solo fui el instrumento para contar su historia de enredos, secretos mal guardados y corazones rebeldes. Que sepan que me hicieron reír, suspirar y golpear el teclado más veces de las que debería admitir.
A todas las personas que me acompañaron mientras escribía: gracias por leer mis ideas a medianoche, por decirme que siguiera cuando pensaba borrar todo, y por fingir sorpresa cada vez que les adelantaba un giro inesperado que ya habían visto venir. Su apoyo, sus memes, sus consejos (y amenazas pasivo-agresivas para que terminara el capítulo) fueron el motor de este proyecto.
A ti, lector o lectora, que decidiste entrar en esta historia. Puede que vinieras buscando romance, risas, caos estudiantil o simplemente una excusa para evadir tus tareas. No importa el motivo: gracias por quedarte. Por dejarte envolver por estos personajes imperfectos y testarudos. Por reírte con ellos. Por sufrir con ellos. Por creer, como yo, que el amor —aunque sea un desastre absoluto— siempre vale la pena.
Y finalmente… gracias al caos. Porque sin él, esta historia no existiría.
Nos vemos en el próximo lío.