su ego es acariciado, en sus fantasías perversas, soño con la idea de que el contrario nació para su posesión, que no existía un antes y después, puesto siempre fue de él. lo había creído posible, puesto, ¿que podía ser un callejero, más que un perro? nadie podía dar por hecho si alguna vez tuvo un dueño.
deseo que fuera así, que naciera entre la mayor de las pobrezas, sin una luz ni una religión que le diera fuerzas.
un cachorro patético y pateado.
quedo una sensación de calidez, porque sus oídos tomaron esas simples palabras, alterandolas en su gusto exigente. si, no importa si existía antes de haberlo poseído, ahora, solo quedaba su tiempo juntos para ocupar sus pensamientos.
ㅤ────── para decir ser alguien ácido, sigues dándome un bocado dulce, ¿no es eso suficiente para querer más? ────── ama como un dios, puesto le entregará afecto y consuelo al más pobre, he incluso, en esa cabecita controlada por la herejía. ㅤ────── no podrás amarme como a ella. me amarás mejor.
cuando un razvan hablaba, con el corazón palpitante lleno de espinas, se haría realidad, sin importar el deseo de aquellos a quienes se les decía.
así, clavo sus uñas en el pecho ajeno, queriendo tomar la carne al rojo vivo entre ellos, el gusto que venia al saborear las palabras no dichas por un perro tan dispuesto a ocultarse, hizo que sus mejillas se tintaran de bermellón.
ㅤ────── audaz, que esas palabras salgan de ti.
lleva la mano libre a la base de la nuca, jalando los pocos cabellos para luego calmar con dulces caricias, extiende su cuello, como un filete para grandes colmillos.
respira entre el picor de su muñeca y las cosquillas en su pulso, entrecerrando la mirada, hay descargas eléctricas por su cuerpo, se siente bien, tan bien como caminar por clavos al ser condenado como una bruja. tal como está, debe verse libertino. desaliñado y marcado.
ríe, con un timbre que casi parece persuasivo.