Hoy cumplí un año de haber iniciado mi proceso de terapia psicológica y no puedo estar más agradecida conmigo misma por haberme dado la oportunidad.
El año pasado, sumida en pensamientos grises, el test de la escala de la desesperanza no marcó resultados positivos, pero hoy fue diferente, hoy estoy mejor. Por ello he venido a expresar mis pensamientos, porque mi esperanza creció y porque quizá hay alguien por aquí que necesita medir la suya.
“¿Cuál es el paso más pequeño que hoy me atrevo a dar?”: esta es la pregunta que me sacó del hoyo y es la misma que me sigue guiando debajo del oscuro túnel por el que camino a diario, siempre buscando la luz.
Mi diagnóstico es personal, pero puedo decir que la ansiedad, la melancolía, el miedo y la angustia eran las únicas emociones que era capaz de procesar, sumergiéndome en un estancamiento donde me ahogaba a cada minuto.
El paso más pequeño que me atreví a dar el 5 de diciembre del 2023 fue buscar ayuda en una clínica de salud mental y el paso más pequeño que hoy di fue ser mi prioridad.
No ha sido fácil, incluso siento que los obstáculos son más grandes desde que concienticé muchas de mis conductas y pensamientos autodestructivos, pero eso también es positivo, porque me estoy conociendo por fin.
Avanzo, camino muy lento, pero avanzo, eso se ha convertido en lo más importante.
Hoy me siento satisfecha y estoy feliz por el año de aprendizaje que me permití vivir, esperando con gusto todo lo que me falta por saber. Sin embargo, también me encuentro muy agradecida con la vida por todas las personas que me dieron su apoyo. Sus palabras de aliento y su compañía fueron fundamentales para que yo quisiera crecer.
Esto no ha terminado, la ansiedad y la melancolía vienen a ratos. La diferencia es que ya no lucho en su contra: son parte de mí. Si las abrazo, de la misma forma en que apapacho la dicha, entonces estaré bien.
No se goza de la luz si no se disfruta de la oscuridad.
Por favor, sonríe siempre.
Gracias.
~Nia.