─── ¿te agradaba un cuarto en pleno desastre? a mí me da vergüenza con tan sólo recordarlo . ─── hizo una mueca de asco fingida, riendo a lo bajo, colocando los libros que tenía en mano en una mesa cercana .
miró al más alto dirigirse a su cama que, por cierto, está misma parecía una de esas camas en dónde solían dormir reyes, monarcas, hasta las mismas princesas en los cuentos de hadas vaya, le pareció un poco gracioso y de cierta forma, tierno . sus pensamientos se esfumaron en cuanto le escuchó hablarle . aunque ahora en su rostro reposaba esa expresión sorprendida , no le incomodaba la idea de dormir en la misma habitación con satanick, después de todo confiaba en él para tener la seguridad de siquiera estar bajo el mismo techo ambos, pero, ¿dormir? ¡¿juntos?! esa si que no se la llegó a esperar.
─── ¿a—acostarme? . . . ¡¿en la misma cama?! ─── nuevamente aquel cubetazo de nerviosismo y vergüenza hizo que su rostro se le subiera el color totalmente, volteando rápidamente para que no lo viera enrojecido. ─── a—ah ¡no seas tan amable! si te da pena o lastima que duerma en otro lugar, ¡puedes decirme! no me molestaría si incluso me mandas a dormir al suelo. . . ─── sugirió, mencionó, lo que sea con tal de que el demonio fuera sincero, no tenía que ser tan modesto con él. ─── he dormido en sitios tan incómodos que me sorprende no tener algún problema en la espalda. . . aparte, ¡sigue siendo de día! no me siento agotado. . . . al menos no tanto . .