“Okay, estoy frente al puente, ¿ahora qué?” Katsuki preguntó, brazos cruzados.
Mineta hizo aparecer un holograma suyo mientras sacaba un pergamino “Bien. Conseguí la forma de cruzar este puente de la biblioteca de Babel. Primero: debes empezar desde el centro, moviéndote únicamente en casillas numeradas con primos. Cada quinto paso debe hacerse en diagonal hacia la derecha si estamos en martes. En cualquier otro día, diagonal a la izquierda. Pero si es día bisiesto, puedes moverte hacia abajo, pero sólo si estás pensando en gatos.”
Katsuki frunció el ceño.
“…¿pensando en gatos?”
Mineta levantó un dedo “No he terminado. Al llegar a la mitad, el plano se curva hacia una geometría tetra-dimensional. A partir de ahí, cada movimiento se regula por el número de vocales en el himno nacional, en reversa, pero sólo si el sol está a menos de 30° sobre el horizonte.”
Katsuki ya tenía una ceja temblando.
“Si el segundo actual del día es un número primo, entonces tienes que avanzar en saltos cuánticos… pero si tu masa espiritual ha sido afectada por un eclipse, avanzas en modo espiral inversa, ¡como lo hacían los antiguos caballeros del tiempo! Y si es viernes—”
Katsuki, sin decir una palabra, puso un pie en el puente.
Todo el puente colapsó.
Silencio.
Mineta parpadeo.
Katsuki: “¿Entonces era martes o no?”
Mineta miró el abismo fundido.
“…ahora no importa.”
Y con eso Mineta desapareció