Con el pulso acelerado y las manos ligeramente temblorosas, escribo nuevamente en un lugar donde creo no ser bienvenido.
Solo lo hago para desbordar mi nostalgia resguardada por meses, añorando la promesa no cumplida que expresaste de "Besar unos labios que sepan a Inocencia".
Los besos de la chica melancólica eran un roce delicado, casi como si temiera desgastar la fragilidad del momento. Había algo en su forma de besar que evocaba una melancolía palpable, como si cada contacto cerrara un ciclo y abriera otro. Todo esto son meros chismes de pasillo, sin embargo, si no se me permite obtener uno de sus besos, con un abrazo será más que suficiente.