“Y mi corazón no se está rompiendo, porque no siento absolutamente nada”
Nada…
No sé exactamente cuál es la palabra adecuada para utilizar y describir la forma tan desgarradora en la que me siento.
Mi corazón duele, pero no lo suficiente.
Duele por algo, y no sé por qué.
¿Duele amarte?, no, duele verme a mí, duele ver el reflejo de lo que me convertí.
Una maquina monótona que su vida es solo una rutina diaria para evadir mis pensamientos y sentimientos.
Duele porque estoy tan acostumbrada a vivir que ni siquiera recuerdo haberlo hecho y disfrutar de aquello.
Siempre fui consciente que las personas son pasajeras, vienen y van, todos vienen y van.
Pero, ¿el sentimiento de extrañar?, ¿se va en algún momento?
Y quizá no me duele el que te vayas, o el hecho de sentirte igual de lejano a todo cómo yo, quizá solo es el sentimiento de verme que no soy capaz de sentirme mal, ni de extrañarte.
No es porque no te ame, es porque mi corazón está siendo incapaz de sentir, así como mi mente es incapaz de de detenerse a pensar en otra cosa que no sea la misma rutina que llevo todos los días.
Pero, si me detengo a pensar solo instante, mi mente solo dice que lo mejor es alejarte.
No porque no te ame, sino porque soy dañina; tan dañina como una bomba, una con el tiempo contado para explotar, para destruir todo a su paso. Con un mínimo detonante de caer, y destruir.
Así que, creo que al final de todo, aquella típica frase de “no eres tú, soy yo”, cobra un poco de sentido para mí.