me encuentro en situaciones en las que a veces me encantaría dejarte ir, dejarme ir. a veces hay situaciones en las que te veo tan lejos de mí que me asusta. a veces me encuentro en situaciones en las que soy dependiente a ti, y me aterra, y lo odio a su misma vez porque dependo, lo odio tanto que la mayoría de veces me cuesta reconocerlo. hay veces en las que me arrepiento de haberte conocido, nada más que eso. pero también, a veces, es tu calidez la que me sirve de analgésico, pero al fin y al cabo, es temporal, porque los dos sabemos que jamás me jurarías la eternidad aunque sea imposible. nunca me asegurarías tiempo real contigo, nunca somos nosotros, siempre es tú, tu placer, y mi inconsciencia cual a la vez que me ayuda, me hace sufrir como con ninguna otra cosa. un día sentir tus cálidas manos pasar por mi cuello, mi torso, mi cara, y a las semanas que vienen sentir un frío intenso en donde pasaron tus mágicas manos, dejas heridas. tengo miedo de algún día tus cálidas y mágicas manos lleguen a mi corazón, y él débil tiemble ante ellas sabiendo lo que espera, no sólo semanas de ausencia, si no que un para siempre, y una herida realmente profunda, realmente profunda porque arrancarás la ternura de mi corazón, arrancarás la inocencia, el dar sin esperar nada, tal vez consciente, o inconsciente, pero lo harás. y me aterro, me aterro de arrancar la costra, una tras otra vez, me aterro porque sé que habrá veces en las que te maldeciré, lo haré, pero después sabré que todo habrá sido un error, y simplemente gritaré hasta que mis pulmones queden al borde de causar mi muerte, porque realmente tú causarás mi muerte, e incluso peor, me aterra tu poder sobre mí. me aterra porque sin poder, tú misma podrías vencerme, tan sólo con una mirada, con una palabra.
