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@AUHumanQuirrelJPN 
            ahí va 

@AUHumanHornetJPN
            ok más te vale...

@AUHumanQuirrelJPN 
            Ahora Hornet va a tener que chaparse al Quirrel ☝️

@BillCipherJPN 
            PEREJIL

@HikaruMakoentoJPN 
            〃HAY QUE HACE INVASIÓN DEL JOLOU NAI 

La música siguió unos minutos más, hasta
            que el peso del cansancio se hizo evidente.
            La británica dejó caer lentamente el Needolin
            a un lado, recargó más la espalda contra el
            costado cálido de la bestia y, sin resistencia,
            se entregó al sueño. Su cuerpo atlético se relajó,
            los brazos quedaron sueltos a los lados y su
            cabeza se inclinó ligeramente hacia un costado.
            
            El canto de Eira cesó. La bestia giró apenas
            el cuello y apoyó la barbilla cerca de la ajena,
            como guardando su sueño.
            
            Las tres crías reaccionaron con curiosidad
            al verla dormida: una trepó suavemente por
            su pierna, deteniéndose en su regazo y
            acurrucándose allí como si fuera su nido;
            otra se quedó observándola, inclinando la
            cabeza con un chillido suave antes de
            acercarse al Needolin y olfatearlo, fascinada
            por el objeto que había hecho sonar a su madre;
            la tercera se subió hasta el hombro de la arácnida,
            tambaleándose torpemente hasta acomodarse
            y quedarse inmóvil, como si vigilara desde allí.
            
            Eira no se movió. Solo observaba a sus crías
            con un silencio solemne, dejando que la
            escena se acomodará en un cuadro casi ritual:
            Hornet dormida contra ella, rodeada de sus
            pequeños, en medio del bosque iluminado
            por la luz dorada del mediodía.
            
            El claro, en ese momento, parecía otro mundo:
            un refugio sagrado, inaccesible para cualquiera
            que no fuera parte de ese lazo tan cercano.

El sonido fue bajo y suave,
            como el susurro de agua corriendo.
            
            Una segunda nota le siguió, más prolongada,
            y luego una secuencia pausada que comenzó
            a formar una melodía. Tocaba con precisión,
            pero también con un deje íntimo, como si
            esas notas no fueran para nadie más que
            para ella, la bestia y sus crías.
            
            Eira reaccionó casi de inmediato: un zumbido
            profundo emergió de su garganta, prolongándose
            en un canto extraño y resonante, como una campana
            subterránea. La melodía de Hornet y el canto de la
            bestia se entrelazaron, llenando el bosque de una
            armonía que parecía hipnótica, como si todo alrededor
            (árboles, viento y el resto de la fauna) se hubiera
            detenido para escuchar.
            
            Las crías dejaron sus juegos.
            La que perseguía animalitos corrió hacia su madre
            y se acurrucó entre las patas delanteras, temblando
            de emoción por el sonido. La que estaba trepando
            se dejó caer y se acercó dando pequeños saltos
            torpes, fascinada. La dormida abrió los ojos y,
            aún medio adormilada, emitió un chillido corto
            como respuesta al canto de su madre.
            
            La británica bajó un poco el ritmo. Sus dedos
            recorrían el instrumento con gracia, manteniendo
            la cadencia. Por dentro, sentía cómo la tensión
            que siempre la acompañaba se disolvía poco a poco.
            En ese claro, con Eira y sus crías, no era la guerrera,
            la detective, la hija de Adrian Holloway, ni la
            protectora de un linaje: era simplemente ella.
            
            .˚ゞ⌝ ─────ㅤ...Siempre respondes, ¿Verdad? –susurró al aire, más hacia la bestia que hacia sí misma-
            
            Eira emitió otra nota grave, como si hubiera entendido.
            Hornet dejó escapar un leve respiro que en cualquier
            otro habría parecido un suspiro.

.˚ゞ⌝ ─────ㅤYa estoy aquí, Eira. –murmuró, apenas audible, pero suficiente para que las antenas de Eira se movieran suavemente, reconociendo su voz-
            
            La bestia no se levantó. Solo abrió los ojos
            brillantes, negros y ovalados, y exhaló un sonido
            grave, profundo, como un murmullo resonante
            en su garganta.
            Hornet cruzó el claro sin prisa y, con la misma
            naturalidad de alguien que repite algo habitual,
            se dejó caer a un costado de Eira. Se acomodó
            con la espalda contra el flanco tibio de la ajena,
            que vibraba lentamente con cada respiración.
            
            Eira inclinó su cabeza para mirarla un instante,
            como comprobando que estaba bien,
            y después volvió a cerrar los ojos.
            
            La princesa apoyó la aguja a su lado.
            Sus manos tejieron seda con calma, envolviendo
            el arma y estirando el hilo en ángulos exactos
            hasta transformarla en otra cosa: el Needolin,
            un instrumento monocorde improvisado.
            Lo tomó con delicadeza, colocó los dedos
            sobre la cuerda y pulsó la primera nota.

@KimEuihyunJPN 
            QQQQQ

; #! JODEL M ACABO DE DAR CUEENTA QUE SE ENVIO SOLO LA MITAD DE LA BIENVE  QUE TERRIBLE

@KimEuihyunJPN 
            hay que hacer invasión de jolou nai