Aquí dejo el pequeño discurso que escribí para los Wattys:
El Soplador de Vidrio es la primera novela que escribo.
Antes creía que nunca podría llegar a un número tan alto como las 40 mil palabras, pero este año terminé con una historia de más de 60 mil. Si se meten a mi perfil en Wattpad, de hecho, hay una parte en la que digo que me resigné a escribir historias cortas porque nunca podía continuar con las largas y siempre las dejaba a medias.
Pero ese no fue el caso en esta ocasión. Tal vez fue porque este proyecto surgió de una necesidad interior por contar una historia que me representara. Tal vez porque me terminé encariñando demasiado con los personajes. No lo sé. Lo importante es que lo logré.
El hecho de que mi primera novela haya ganado un concurso tan reconocido como son los Wattys todavía me parece increíble. De por sí ya me parecía un sueño cuando anunciaron que quedé en la lista corta, ¿pero ganar? Juro que en verdad no se siente real.
Empecé a escribir cuando tenía once años y desde entonces no he parado. Recibir un premio como este por algo que disfruto tanto debe indicar que voy por el buen camino, ¿no?
De cualquier forma, es irónico que a pesar de haber ganado un premio de escritura me cueste tanto trabajo expresar lo feliz que me siento en estos momentos. Porque la historia que escribí, la historia que ganó, tiene un lugar especial en mi corazón. Que otras personas hayan sido capaces de apreciarla tanto como yo se siente… extraño. Pero en el buen sentido.
Para no extenderme más, quiero agradecer a las personas que me han apoyado hasta ahora: Nerea, Arlett, Sarita. Por leer, comentar, o simplemente estar ahí para mí. De verdad les quiero mucho.
Y para todos aquellos que piensen en leerme a raíz de este reconocimiento: Enzo, Sabino, Genevive, Agnese, el señor Loreto y yo los recibiremos con los brazos abiertos.
Gracias, Wattys, por permitirme a mí y a El Soplador de Vidrio llegar hasta aquí.