En ocasiones me siento melancólica, sin ganas de vivir, perdiendo mi mirada en la magnificencia del cielo, la luna y perdiendo la cuenta de cuántas estrellas he llegado a contar.
Mi madre me da su amor, pero he dejado de sentir calor. Mi corazón se ha vuelto una roca de hielo.
Déjalo caer y se rompe en muchos pedazos.
¿Cuántas veces he dejado mi corazón en manos de alguien más? Simplemente no puedo evitarlo. El amor se necesita, se busca, o se espera, pero en mi caso mi alma se desespera.
Ya olvidé la ultima vez que sonreí conmigo misma y me dije: "estamos triunfando", ya olvidé la sensación de emocionarse por una salida, olvidé ser yo.
Un psicólogo no me sirve, un psiquiatra peor, el único que puede calmar el llanto es Dios.
No sirve de nada si me alejo de Él.
Yo ya no soy yo. Me cuesta escribir sin hacerlo sin relleno, no puedo leer algo sin perderme de lo que estaba leyendo, olvido todo, menos las heridas en el corazón.
Dicen que un corazón roto es la mejor inspiración para un artista, un pintor o un poeta, pero sin duda, este corazón, no lo pudo expresar en un poema.
Una simple introvertida, antisocial, con transtorno severo de personalidades cambiantes, depresiva y escritora, no puede escribir.
Porque después de todo, no quiero transmitir mi sentir.