⎯⎯⎯⎯⎯¿sigues aquí? /el voceo incómodo diluye el silencio. veáse entonces la femínea complexión, asentada en una arista marchita como la vista otoñal; sus piernas yacían contra su pecho, abrázalas con la disconformidad latente en su rostro al atisbe de la cuidadora. eres tan terca cómo la maleza, tú osas.. «úug..» /un quejido le interrumpió, después, siguió con la voz pesada. solo.. no necesito agua, mucho menos de tus cuidados; ya lo dije, ¿podrías dar la media vuelta ahora? muchos retoños seguro «anhelan» gozar de tú atención.