"Y vivieron felices para siempre" decían los libros que me leían de niña... Y yo sabía que mentían... Me refiero a que aún antes de entender completamente el concepto de ficción comprendía perfectamente que el para siempre no existe. La felicidad estaba ahí sólo hasta que la princesa se cansara de la vida de lujos pero vacía, o hasta que el príncipe la engañara con una cortesana más joven y que no hablara con ratones o con enanitos, o con criaturas del mar dependiendo del cuento de que se tratara o tal vez si tendrían años de felicidad hasta que alguno de ellos muriera de alguna cruel enfermedad que cortara sin piedad su falsa ilusión de infinito.
Siempre estuve demasiado consciente de las despedidas. Somos etapas en la vida de otros... O mejor dicho somos etapas en la vida en general, a ella también nos tocará dejarla algún día. Por eso a veces me obsesiono con el pensamiento triste pero certero de cuándo llegarán las despedidas y que recordarán de mí las personas que amo.
 La vida sigue corriendo y me susurra "no te aferres a nadie" todos se irán y tú también lo harás de otras vidas... Queriéndolo o no eres la única persona con la que te compartirás el resto de tu existencia.
La vida es una sucesión de encuentros y despedidas que la mayoría del tiempo no podemos evitar.
Somos recuerdos para otros o lo seremos en alguno en algún punto. Intentemos convertirnos en uno bonito.