No conozco su rostro, nunca he escuchado su voz, no sé cómo será su piel al tacto, ni lo que sentirá cruzar miradas con usted y culminar con una breve sonrisa. Aún así, debo decirle que le quiero, porque a través de cada una de sus palabras he podido percibir su ser, una psique descomunal que ha logrado marcar a cientos de personas, incluyéndome.