Adivinen a qué vengo... Sii, a quejarme.
Terminé de ver el príncipe del café ☕ porque ya saben, ahí sale don cachetadas, y la verdad está padre la trama y la comedia, aunque es muy coreana, se entiende. Mi queja es -aun sea lo más obvio, no me quejo porque el man nunca se dio cuenta que era mujer-, qué pedo con la prota tan hipócrita al final. Es que, no entiendo, el man siempre dijo que se iba tras tres meses, tiene una súper propuesta de trabajo en el gabacho y aunque ella dice que no lo va a detener, si que confiesa no quererlo frente a él, y quieras o no, es una de las razones por las que no se va, y dices, bueno, final feliz, pero naaaa.
Tras superar su viaje y a su familia, porque está el cliché de que no la quieren, el man le propone matrimonio, y ojo, pongan atención acá, porque en resumidas cuentas, el argumento es que no quiere depender de él cuando se casen, porque ella quiere seguir haciéndose cargo de su familia económicamente por el miedo a que pase lo mismo que con su apa, que se muera y valga verga, pues por eso ella siempre ha tenido que trabajar, y me quedé, okay, es un buen argumento que se viene manejando desde el inicio, pero hay otro argumento, que ese sí no encaja nada más que con él título de la novela, y es que ella tiene un sueño, quiere ser barista, y se enoja la perra cuando él le dice que puede hacerlo aunque se casen, pero ella no entiende, y aquí va mi molestia con este "sueño": y es que ella había mencionado antes que le gustaba hacer las cosas bien, que sea a lo que fuese a dedicarse, no importaba porque siempre lo haría de la mejor manera, como cuando quería tener un gimnasio de taekwondo y la madre, pero adivinen, ya ni se acuerda porque su nuevo trabajo en la cafetería le ha metido otras ideas. Entonces así, tal cual su consejo de vida, pues cásate, estúpida, al final se te va a olvidar que querías ser barista y vas a tener otro sueño, pero naaaa, todo es difícil para ella.