ayer, por décima cuarta vez te recordé, recordé poco a poco tu rostro, tú sonrisa, tus flagelados y dorados cabellos, el aroma de tus galletas, tú caligrafía y la manera torpe de escribir los números como si fueran dos curvaturas mal dibujadas. la primavera vivaz me recuerda a tu picardía, a tu humor negro, a tu manera especial de vestir, a tú voz qué a veces era cálida como el invierno que se extiende a cada rincón del inconfundible espacio y con ella recordé un camino de hojas secas, al fondo una banca: panorama solitario, lleno de nostalgia, nostalgia complementada por mí.