Capítulo 4: Jugando con fuego
Sonic sostuvo la mirada de Shadow por un instante. Su pecho se sentía pesado, como si las palabras que debía decir estuvieran atrapadas en su garganta. Pero si había algo que sabía hacer, era escapar.
Así que sonrió.
—Vaya, Shadow. No sabía que eras tan posesivo.
Shadow entrecerró los ojos.
—No juegues conmigo, Sonic.
Sonic se levantó lentamente del sofá, acortando la distancia entre ellos. No demasiado, pero lo suficiente para sentir la tensión en el aire. Shadow no retrocedió.
—¿Y si quiero jugar? —su voz salió más baja, provocativa.
Shadow lo observó en silencio, pero su mandíbula se tensó apenas un segundo. Un detalle mínimo… pero Sonic lo notó.
—¿Sabes qué es lo gracioso? —continuó Sonic, inclinándose un poco hacia él—. Siempre piensas que soy yo quien se pierde y te llama. Pero tú… tú nunca me dices que me vaya.
Shadow frunció el ceño, pero Sonic lo sintió. La mínima vacilación en su postura. La forma en que su respiración cambió por una fracción de segundo.
—No hagas esto.
—¿Hacer qué?
Sonic levantó una mano y, con una insolencia calculada, tiró suavemente del pelaje del pecho de Shadow, apenas un roce, pero suficiente para probar su punto.
Shadow atrapó su muñeca en el acto. No con fuerza, pero sí con firmeza.
—Sonic… —su voz tenía una advertencia, pero también algo más. Algo que hizo que a Sonic se le acelerara el pulso.
No debería empujar los límites. Pero él nunca había sido de los que se detenían cuando algo ardía.
—¿Y si la próxima vez no te llamo? —susurró.
Shadow no respondió de inmediato. Su agarre se aflojó, pero no lo soltó.
—No me hagas comprobar si lo dices en serio —sus palabras eran un reto, un desafío.
Sonic sintió que algo dentro de él vibraba con la adrenalina de la incertidumbre. Lo estaba llevando al límite… y no sabía si eso lo haría retroceder o finalmente ceder.
El problema era… que quizás él también estaba demasiado cerca de caer.