Milagro de Navidad

71 10 4
                                    

—¡Demonios! ¡Funciona! —dijo Sakura, golpeando el volante de su auto—. Tenías que malograrte justo ahora que llueve —protestó de nuevo, comenzando a llorar.

Había salido de su departamento a primera hora de la mañana para llegar lo más temprano posible a su pueblo natal, deseaba pasar esa navidad junto a su madre, hacía mucho que había abandonado su hogar de infancia, todo para tratar de olvidar a aquel amor de adolescencia que se había marchado un par de años antes que ella.

Por lo que tenía entendido, Kakashi había desaparecido del radar social del pequeño pueblo de Konoha, al ser un par de años mayor que Sakura, al cumplir la mayoría de edad había decidido alistarse al ejército para defender a su patria, poco supo de él en los años que aún permaneció en Konoha, así que ella decidida a forjarse un futuro decidió aprovechar la oportunidad que un pariente suyo de la capital le había ofrecido.

—¡Tengo todo listo para tu gran debut como modelo de alta costura, Sakura! —dijo Tsunade, su madrina que vivía en la capital—. Te aseguro que te formarás una gran carrera, tienes que aprovechar ese precioso cuerpo que Dios te dio —afirmó, para conversarla—, te aseguro que esta es mi mejor apuesta porque estoy segura que no perderé —concluyó la mujer, de eso ya cinco años atrás.

Desde ese día, a Sakura no le fue posible visitar a su madre, pero sí se comunicaban por correo electrónico y llamadas telefónicas, ella siempre estuvo pendiente de que su madre viviera cómodamente, ya que después de la muerte de su padre, cuando ella era niña, las cosas no habían sido tan fáciles para ambas; al ser un pueblo pequeño, ambas recibían la caridad de sus vecinos cuando su madre no lograba conseguir trabajo.

Kakashi y su familia siempre habían colaborado con ellas, y Sakura y él se hicieron amigos desde la infancia, habían sido muy unidos desde pequeños, pero tras la muerte del padre de Kakashi unos meses antes de su reclutamiento, él se había alejado totalmente de la pelirosa y ella había perdido toda esperanza de declararle su amor; no había sabido nada de él desde que se fue, hasta hace dos años que le llegó la mala noticia de la muerte de la madre de Kakashi.

Sakura miró por la ventana del auto recordando la última vez que había visto al peliplata, había sido un día como este, con una lluvia que caí a cántaros, ella lo había acompañado al cementerio para el entierro de su padre, estuvo con él el día completo, pero él no había dado ni rastro de interés; tenía días que lo notaba raro.

Unas semanas antes, ella había planeado declarar sus sentimientos hacia Kakashi en una fiesta a la que asistirían juntos, sin embargo, él no llegó a la cita con ella y Sakura terminó bailando toda la noche con su amigo Sai, que en esa oportunidad buscaba poner celosa a su novia Ino.

Al día siguiente de esa fiesta, Kakashi había dejado de visitarla como siempre lo hacía, esa ausencia le extrañó mucho a Sakura, así que decidió visitarlo ella; fue la madre de Kakashi quien le explicó que él tuvo que salir de urgencia para la ciudad en donde su papá trabajaba en ese tiempo; al saber esa noticia, ella se sintió decepcionada y se mantuvo expectante a su regreso, pero eso no ocurrió hasta el día en que ocurrió aquel accidente desafortunado.

Sakura se limpió el rostro, no se había dado cuenta en qué momento las lágrimas comenzaron a emanar de sus ojos; a pesar de los años, aquellos recuerdos aún hacían mella en su corazón; deseaba de todo corazón tener alguna noticia de Kakashi, durante todos esos años lejos, Sakura le había pedido a la vida alguna noticia sobre él, pero desafortunadamente su deseo no se había cumplido y había perdido toda esperanza de saber si aún seguía con vida.

Kakashi no estaba atado a Konoha, su familia ya no existía y a Sakura la había dejado de lado en cuanto se fue del pueblo, así que ella había tenido que hacer lo mismo y gracias a los cielos le fue de lo mejor, en la actualidad era una modelo de alta costura y que ahora lo único que necesitaba era el abrazo cálido de su madre; la pelirosa cogió la manta que tenía a la mano en ese momento, había sido un regalo de él en su última navidad juntos, se acomodó en el asiento algo somnolienta, acercó el cobertor a su nariz percibiendo el aroma que aún desprendía a pesar de los años.

Milagro de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora