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No sé cuándo pasó todo esto, ni siquiera recuerdo mi verdadero nombre con exactitud, pues decidí dejar todo atrás hace 830 años, años en los que cambié mi nombre, forma de vida e incluso cambié mi hogar para poder progresar en un ambiente donde no estuviera plagada de viejos y vagos recuerdos que traían un infierno a mí, incluido un matrimonio que no duró lo suficiente y tampoco tenía las fijas estructuras para durar más de lo que debería, un romance que terminó mal y que tarde o temprano iba a terminar sin necesidad de que él desapareciera.
Había vivido estos años llena de tranquilidad cuando el mundo empezó a modernizarse hasta acabar en lo que eran los humanos ahora, independientes y hasta el momento, libres de guerras. Antes eran una raza que dependían mucho del cuidado de otra especie más fuertes que ellos y que gracias a esa raza, mantenían el poco equilibrio que les quedaba. La era actual no es tan mala si la comparas con hace 800 años, donde tenías que esconderte o morir, los humanos no son tan malos si prosperan, pero aun así, son malvados.
—Maestra —Delora me pasó el móvil, era mi asistente fiel de hace 830 años o más, había un pacto entre ambas— Es una llamada de Frankenstein, solicita hablar con usted urgentemente.
—Creí haberle pedido que no hablara a menos que fuera por negocios, ponlo en altavoz por favor. —Delora asintió.
—Señorita Etrama. —escuché a Frank hablar al otro lado de la línea, se le escuchaba ansioso.
—Frankenstein, recuerdo haberte dicho que me llamaras por mi nombre en corea, sabes que me llamo Hyun.
—Lo siento, señorita Hyun, hay algo importante que debo decirle. —tomó un respiro al otro lado de la línea, ahora si me estaba preocupando— El maestro Raizel ha despertado.
Y eso apagó toda posibilidad de que siguiera laborando, mis manos empezaron a temblar y mi mente trajo de regreso todo recuerdo desagradable que tenía sobre ese mundo y esa vida, mi mente se nubló y Delora pudo darse cuenta de ello, pues colgó inmediatamente el móvil sin darme oportunidad de hablar, pero antes le dirigió unas palabras a Frankenstein.
—La señorita Hyun no puede atenderlo en estos momentos, llame cuando de trabajo y negocios se trate, buena tarde. —Me miró con aires de tranquilidad— ¿Hay algo que pueda hacer por usted, Maestra?
—S-Si… Por favor, ¿Podrías traerme algo de chocolate caliente y un juego de ajedrez? El chocolate debe ser con mucha azúcar o no servirá de nada.
—Enseguida. —Y Delora desapareció de mi vista para traerme lo pedido.
¿Qué acababa de suceder? No esperaba recibir una llamada de Frankenstein en mucho tiempo, mucho menos diciéndome que Raizel había despertado de un sueño de casi 800 años, años en los que había decidido dejar todo lo que tuve que ver con él y con ese mundo lleno de problemas y disparates, ganándome incluso un exilio de lo que fue mi hogar, o bueno, casi… Pues no me alcanzaron a dar el exilio cuando yo desaparecí por mis propios medios junto a Delora para prometer que no iba a regresar ¿Y ahora? Me salen con que mi ex esposo sigue vivo y no solo eso, que está despierto.
