↳ CAPÍTULO ONCE ❁ Ese hombre.

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Eran aproximadamente las doce de la noche, ambos jóvenes habían tardado en llegar debido a que el tiempo en detención se alargó debido a otra pelea física que tuvieron. Tanto Hwang como Yang volvieron al cuarto gracias a las tareas de distintas materias que se les fueron asignadas y algunas actividades como correr por todo el patio del internado sin parar —el más perjudicado había sido el peli-azul—. El resto de los chicos de la habitación seguían despiertos por la falta de sueño al ser los típicos adolescentes energéticos, sus miradas posaron en los dos estudiantes que estaban frente a la puerta observándose con odio.

— ¡JeongIn! ¿Tú en serio hiciste eso en clase? ¿Cómo le hiciste para escabullirte de la clase de educación física? ¿Es verdad que le metiste sus puñetazos al idiota de Hyunjin tal como dice Felix? – exclamó Seungmin directamente desde su cama, atacándalo con varias preguntas, asustando al mencionado ante la forma en la que el silencio terminó.

— No, no dejé semen en el bolso de este idiota – respondió el menor de los cinco, sin molestarse en mostrar su típica sonrisa debido al cansancio que sentía en esos momentos, recordar lo que había sucedido en la clase anterior lo molestaba bastante. Aparte de estar confundido, estaba frustrado porque ahora tendría que prestarle sus libros a Hyunjin en cualquier momento y sin excepciones, de paso tenía la obligación de limpiar su salón de clases por tres días seguidos –. ¿Tú crees que mi padre se entere?

— Espero que no – respondió Seungmin levemente nervioso, eran pocas las veces en las que su amigo en serio se molestaba y usaba un lenguaje más "rudo". Ambos estaban frente a frente, Chan se encontraba encerrado en el baño, Hyunjin subió a su cama para dormir y Felix igualmente descansaba babeando su almohada –. Seguramente la directora no le dirá nada a tus padres con lo mucho que ella te quiere.

— No digas idioteces. – contestó JeongIn con el ceño fruncido.

— ¿Por qué te comportas tan mamón? – preguntó Seungmin con el corazón dolido ante la frialdad del menor, la expresión del peli-azul cambió a una de preocupación por la tristeza de Kim.

— Lo siento, hyung. – se disculpó Yang bastante avergonzado.

Los dos jóvenes llorones estaban por abrazarse para mostrarse cariño, pero se asustaron en cuanto escucharon la puerta ser pateada por el demonio, quien sostenía una gran motosierra que incluso brillaba de lo reciente que se veía.

— Finalmente la terminé de crear a esta nena hermosa, me la podría coger de lo hermosa que está – habló Chan de repente mostrando el arma en distintas perspectivas, era bastante grande, como sus pies –. Mañana será un gran día – dijo soltando un suspiro, echó una mirada en los únicos chicos despiertos –. ¿Por qué tienes tantas heridas, JeongIn? – preguntó notando un moretón, varios rasguños en sus brazos y una que otra bandita. Él no era un humano normal, su visión era bastante clara incluso con las luces apagadas.

— Eso no importa, Chan-hyung. Buenas noches. – respondió el menor de los cinco sin decir más nada al respecto, dirigiéndose agotado a su cama, dejando confundido al pelirrojo y al peli-azabache, quienes no dijeron nada e imitaron la acción del menor.

JeongIn había llegado hace tiempo al salón de clases, batallaba para que sus ojos no se cerraran y cayera en un sueño profundo, la profesora y sus demás compañeros todavía no habían ingresado al lugar. El peli-azul había permanecido despierto toda la noche, se mantuvo ocupado haciendo las tareas que se había perdido de las clases anteriores en el tiempo en el que estuvo encerrado en detención, luego no pudo ni siquiera dormir, algo evitaba que pudiera descansar.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2021 ⏰

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