INTERRUMPIDA NAVIDAD

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-Las puestas de sol en E5 siempre son hermosas.- dije, apuntando con mi barbilla al oeste, donde el sol lanzaba sus últimos rayos de la tarde, mire a Naji, sus ojos se enfocaban en el horizonte, con un brillo particular, propio de la esperanza. Si... Naji jamás perdería la esperanza. El mundo puede haberse vuelto hostil, pero siempre que vea sus ojos sé dentro mio, que estaremos bien, me trasmite la misma paz que Kidow, aunque tiendo a mirar al exterminador con otros ojos, me siento segura a su lado, él juro protegerme y tal vez sea un poco serio, de hecho no recuerdo haber visto su sonrisa desde que estoy acá, pero se preocupa por mi, y eso es mucho más de lo que puedo pedir, cuando veo a la Señorita Mario, veo un hogar al cual regresar siempre, pensándolo bien, terminar en E5 no fue tan malo.

-Así es Ilie- me responde Naji y me arranca de mis pensamientos- él abuelo y yo siempre subimos a la terraza a verla. Si algún día debemos dejar este sitio, nunca olvidaré esa imágen- señala el sol que se escondía dando paso a la noche.

-¡Debo irme, nos vemos en el bar de la Señorita Mario!- bajo la escalera corriendo para regresar al Bar. De caminó a casa, vi a Lizzy y los niños corriendo por un callejón. -¡Lizzy!

- grité antes de que se metiera en los túneles.

-¡Ilie, no es un buen momento!- responde preocupada, y no deja de mirar a todos lados, corrí hasta donde estaba y nos metimos juntas al túnel.

-¿Qué sucede? - se veía agitada por haber estado corriendo también.

-Le robamos manzanas al Señor de la tienda- una sonrisa maliciosa se forma en su rostro - trato de atraparnos pero no conoce los túneles como nosotros.- se jactó con orgullo- ¡Vamos, debo llegar con el resto de las ratas rojas! - salió caminando por un oscuro túnel marcado con flechas y dibujos. Sólo algunos pocos sabían manejarse en este lugar, tanto Lizzy cómo los niños huérfanos eran de esos pocos.

-¡Lizzy, debes dejar de hacer travesuras! - le regañe. Pero ella sólo río, y me acuso de ser aburrida.

>>No puedo quedarme, tengo que ayudar a la Señorita Mario a preparar todo para la cena Navideña.

-Mmm, ¿vas a llevar al exterminador bajo el muérdago? - movió sus cejas, de forma sugerente, y me dió un leve codazo en las costillas.

-¡Lizzy! No digas esas cosas, Kidow y yo sólo somos amigos. Él no se fijaría en mí de esa forma.- me sonroje inevitablememte, ella soltó una risa burlona y yo frunci el ceño.

-Como digas, Ilie. Sólo tu no te das cuenta la forma en la que él te mira.- me dejó sóla y corrió por el oscuro pasillo mientras se alejaba gritando: "¡Te veo en la cena! Sube por esa escalera, sale justo detrás del bar." - mire la oxidada escalera algo renuente, finalmente me dispuse a subir, mis manos temblorosas se sujetaban con fuerza, levanté la tapa y me asegure de que nadie estuviera cerca. Salí a toda prisa del túnel y entre al bar por la puerta trasera.

-¡Mi pequeña Ilie! ¡Qué suerte que llegaste! tengo listo todo para dar un gran festín esta noche. ¡Jin, alejate de mis anchoas! - gritó al mercader sentado junto a la barra. Me puse un delantal y empezé a colaborar con la señorita Mario.

Teníamos preparada una grandiosa cena.

-¿Kidow ya volvió? - pregunte disfrazando mi interés. No quería que se perdiera la celebración por estar trabajando hasta tarde. Pero sabia que él no era de los que festejan en grupo y brindan alegres con sus amigos. No, Kidow era del tipo solitario. Y eso era un razgo que me resultaba muy atractivo.

-Aún no pequeña, pero de seguro llegará a tiempo. Salió temprano con Aisha, Hadi y Qasim, Había una amenaza de brote en la puerta oeste.- la Señorita Mario vaciló, cómo si hubiera más por decir, pero no lo dijo.

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