☆ Nos ubicamos temporalmente durante la estadía de Diana en Italia, siendo este especial parte de uno de sus recuerdos de cuando tenía alrededor de 9 años.
☆ El tipo de narrador será omnisciente.
☆ ¡Feliz navidad! Espero que se encuentren excelentemente bien y que puedan pasar este cálido día junto a sus seres queridos. ¡Les mando mi amor y un gigantesco abrazo digital! ¡Disfruten!
☆ 🎄🎁🤶🎅💖
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La pequeña pelinaranja observaba como los pequeños copos de nieve caían desde el oscuro cielo de noche buena, siendo aquella una de sus primeras nevadas en el país europeo.
No sabía si era el aburrimiento o el cansancio lo que la mantenía pegada a la pequeña ventana de su cuarto de hospital, dejando reposar su pequeña cabeza sobre sus manos en el alféizar del objeto de vidrio mientras observaba la nieve caer.
No había podido participar en la cena que el hospital le iba a brindar a los niños y niñas en una situación similar a la de ella debido a una recaída que había sufrido, teniendo que mantenerse en cama durante todo el día.
Suspiró, cerrando sus ojos y deseando que todo aquello fuese tan solo un sueño, pudiendo así, al abrirlos, desearle una feliz navidad a sus padres y hermano.
Pero nada sucedió, ella seguía en aquella oscura habitación en completa soledad y en un abrumador silencio que era tan solo interrumpido por la maquinaria que le permitía controlar su estado de salud.
Una pequeña lágrima escurrió por su mejilla al poder observar a la distancia como una pareja paseaba con sus hijos, riendo y jugando con el blanco elemento que caía con suavidad en el asfalto de la vereda en la que se encontraban caminando.
Por un momento sintió envidia, ellos podían salir y disfrutar de la noche mientras ella se encontraba encerrada y sin posibilidades de siquiera salir de su cuarto, sintiendo nuevamente que el destino la había puesto en una situación de total injusticia.
Ella quería ser libre, al igual que los niños normales, quería poder jugar en cualquier clima, correr como si no hubiera un mañana por los pasillos, comer cosas deliciosas como pastelillos y chocolates... Quería demasiadas cosas que sabía, en su condición, no podría realizar jamás.
Su llanto fue silencioso, mientras seguía observando el paisaje a través de su ventana, la cual comenzaba a empañarse debido al frío clima al que se encontraban.
Volvió a cerrar los ojos, esta vez cayendo en un profundo sueño.
La luz en su rostro fue lo que la despertó a la mañana siguiente, encontrándose tendida y arropada en la cama que le correspondía, seguramente por obra de una de sus enfermeras.
Miró la hora en el reloj que tenía al frente, este marcando las 10:25, haciéndole suponer que pronto llegaría su desayuno.
Y no se equivocaba, cinco minutos después abrió la puerta quien solía cuidarla a esas horas.