EN AQUELLA HABITACIÓN

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En una habitación solitaria se encontraban dos chicas con las palabras atascadas en sus bocas. Toda la situación era tan extraña y un poco tensa pero no sabían por qué.

Adora había conocido a Catra, una chica morena, más baja que ella, con una melena revoltosa y los mas bellos ojos heterocromáticos que había visto en su vida. Inmediatamente había sentido el impulso de acercarse a ella y tratar de hablarle, pero extrañamente, un nerviosismo inusual se apoderó de su cuerpo en cuanto su mirada felina se había fijado directa y penetrantemente en su ojos, como si denotara cierta molestia por haber sido interrumpida en algún tipo de ritual de relajación.

Adora parecía el tipo de chica que no rompe un plato, condecorada en distintas habilidades pero definitivamente una de ellas era la forma en la que hacía caer a cualquier mujer que quisiera, nunca tuvo malas intenciones, de hecho, aunque era buena en eso, solo lo hacía cuando de verdad quería conocer a chicas que le gustaban, el problema era que al parecer, no tenía mucha habilidad en seleccionarlas porque al final, terminaban por utilizarla, dejarla o engañarla, por lo que empezaba a preguntarse que estaba mal con ella y que quizás, era mejor retirarse del juego. Suena una decisión exagerada para alguien de veinticuatro años, pero a veces, una solo se cansa de buscar, y solo queda esperar, si es que hay algo que esté por venir, y si no hay nada, igual aprendería a vivir con ello.

Estaba convencida y dispuesta a mejor dedicarse a una vida un poco mas loca y de diversión justo esa noche, pero una morena sentada en el parque a su paso pronto le haría olvidar esa intención.

–"...Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama..." – Dijo Adora citando una frase del libro que leía la chica del parque. Adora no era tonta ni inculta, tal vez despistada e impulsiva pero no tonta, aunque si tuviera que admitirlo, era la única frase que recordaba textualmente porque tuvo un impacto en ella cuando la leyó, agradecía por eso porque el libro en sí, le había dado dolor de cabeza.

Catra por su parte, le respondió con una mirada afilada, difícil de describir. No parecía el tipo de chica que tenía muchos amigos, de hecho, su apariencia rebelde, con aquella chaqueta negra, sus pantalones rasgados y las botas negras que lucían pesada, espantarían a muchos, ayudada por la mirada poco amigable que la acompañaba.

–Yo, lo siento por interrumpir...– Se disculpó torpemente, arrepintiéndose, pero solo un poco, de haber intentado hablarle, no sabía porqué lo había hecho ni como había llegado ahí. De nuevo sus impulsos la habían arrastrado a esa situación.

–Gracias por el spoiler.

–No, yo...Lo..

–Es broma, quién, a esta edad, no ha leído este libro.

Muchos, Adora podría haberle dado una lista enorme de conocidos, incluso ella no lo habría leído de no ser por su ética y su odio hacia las mentiras que le impidió hacer trampa cuando se los marcaron en la escuela.

En fin.

–¿Y bien?

–Bien, ¿qué?

–¿Qué quieres? – Catra había sido algo ruda en su forma de contestar según Adora.

–Ah, yo...Solo...

–¿Siempre eres tan elocuente? ­– y rio por lo bajo, adoraba repetir frases de su película animada favorita.

–Sí, siempre bajo la guardia por un par de ojos coquetos...

Adora había entendido la referencia.

Tenía toda su atención.

Su expresión la delató.

Lo curioso es que hasta la rubia estaba sorprendida de su falta de elocuencia, no sabía qué decir ni cómo, o siquiera si debía seguir ahí. ¡Eso es! Mejor salir corriendo...No, no, no...bueno sí....No, definitivamente no...¡Dios! ¿por qué seguía peleando consigo misma mentalmente? Catra comenzaba a ponerse de pie para irse.

EN AQUELLA HABITACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora