𝑺𝒉𝒂𝒅𝒆𝒔 𝒐𝒇 𝑪𝒐𝒐𝒍 | 𝘠𝘢𝘯𝘥𝘦𝘳𝘦 𝘋𝘢𝘻𝘢𝘪

𝗶𝗶 | 𝗖𝗹𝗼𝘃𝗲𝗿'𝘀 𝘀𝗸𝗶𝗿𝘁

Dazai caminó por los pasillos con su cotidiana serenidad, Mori lo había citado para hablar sobre la resiente integración de Akutagawa a la Port Mafia, al parecer quería asignárselo como aprendiz por lo incontrolable y poco razonable que era el chico.

Llegó a la sala de espera fuera de la oficina y paró en seco al ver una falda que apenas tapaba las bragas de una chica, al instante reconoció el cabello rubio de Clover y su uniforme escolar, ella estaba recostada boca abajo en el sofá rojo que era del doble de su tamaño. Su mirada fue bajando por su espalda, ella mecía los pies como una niña, sus muslos se veían aterciopelados y cremosos, la pollera tableada tapaba justo el inicio de sus glúteos y eso lo molestó de sobremanera, cortaba su inspiración y le hacía querer una vista más amplia de su cuerpo. El corazón le latía aceleradamente por la excitación y se mordió el labio imaginando mil cosas que podría hacerle en esa posición... justo allí acostada.

—Be my daddy tonight... —tarareó armoniosamente, su voz sonó de manera dulce y lo encendió aún más. "Haría lo que fuera para que me llamaras así" pensó, deseoso por seguir escuchando el resto de esa canción tan obscena escaparse por sus labios. Pero eso no fue posible, ya que Clover volteó levemente la cabeza y lo miró, tenía los audífonos puestos y una paleta en la boca. Le sonrió con ternura y se sentó correctamente.—Tú eras el que estaba en mi casa hace unas semanas, ¿Verdad?—preguntó quitándose los auriculares y guardándolos en su mochila.

Dazai se acercó quedando parado frente a ella, Clover tuvo que levantar la cabeza para verlo, era demasiado alto y aún más para ella que ni siquiera llegaba a la estatura promedio, medía 1,63. Se sintió algo intimidada, y eso le encantó, era la primera vez que se sentía así, lo miró a los ojos con inocencia y se relamió los labios quitando los restos de la paleta que le tiñeron levemente la boca de rojo, haciéndola resaltar. Los mechones rubios caían sobre sus hombros en dos coletas bajas, atadas por un par de lazos negros. 

Dazai examinó centímetro a centímetro su rostro, tenía las mejillas rosadas, llevaba maquillaje natural que resaltaba sus facciones haciéndola ver aún más adorable de lo que ya era, fingía ser una niña para pasarla bien, pero sus ojos tan expresivos contaban otra historia. Ella lo estaba provocando fingiendo ser inocente, hasta sospechaba que lo escuchó entrar y cantó ese verso tan incitador apropósito. "Cree que soy otro niño tonto que caerá rendido a sus pies" sonrió. 

—Sí, lamentablemente no pudimos presentarnos apropiadamente ese día—se sentó junto a ella bastante pegado, al punto de rozar sus lindos muslos con la tela de su pantalón de vestir. La miró y pasó su brazo por detrás del respaldo. —Puedes decirme Dazai.

"Está tratando de ponerme nerviosa, que ternura" sonrió divertida y le dio una lamida a su paleta. Aunque sí estaba un poco nerviosa, los chicos de su edad eran fáciles, pero alguien mayor que ella podría ser más difícil, no sabía lo que le atraería a un hombre que sí tenía experiencia con mujeres. 

—Yo soy Clover, ¿eres aprendiz de Mori?—preguntó curiosa sentándose como indiecito, quedando frente a frente con él. 

—En realidad soy uno de los sub líderes de la Port Mafia... —contestó con tranquilidad. 

—¡No inventes!—exclamó con una sonrisa y empujó suavemente su brazo— ¡Pero si tienes un par de años más que yo!

Dazai se rió un poco por su actitud tan confianzuda e infantil, cada vez le atraía más.

—En realidad soy mucho mayor que tú, tengo veintiuno y tú Clover tienes... 

—Dieciocho—mintió con una sonrisa acercándose más a él y poniendo disimuladamente su pequeña y delicada mano sobre la pierna de Dazai.

Dazai la observó divertido, obviamente no tenía esa edad, solamente jugaba. Clover desvió la mirada hacia la carpeta que él tenía a su lado, al parecer no se le pasaba por alto ni un mínimo detalle, se estiró para tomarla, quedando así recostada sobre las piernas de él. Sus voluptuosos pechos se hallaban aplastados contra sus muslos y la vista era extremadamente placentera para Dazai. Ella lamía su paleta recostaba despreocupadamente sobre él, mientras sus curvas hacían fricción contra su miembro.

Por más que lo provocara y deseara tocarla... no lo haría, no era un niño para caer en esos trucos absurdos y simples, aunque ella estaba siendo efectivamente persistente... y eso lo estaba volviendo loco.

—Ryunosuke Akutagawa... —leyó en voz alta, haciendo que Dazai volviera a la realidad y dejara de mirarla con deseo.—Se ve peligroso—dirigió sus ojos color ámbar hacia él.

—Lo es, si no lo fuera no estaría aquí.

Clover lo escuchó con atención.

—Entonces tú debes ser más peligroso que él para ser sub líder—comentó con interés—, aunque no te veo como esa clase de hombre. Pareces pacífico y poco violento. 

Dazai soltó una suave risa mientras la miraba con ternura, la chica no sabía con quién estaba tratando sin dudas. Él no necesitaba la violencia física como los demás líderes para lograr sus cometidos, los métodos que utilizaba eran mucho más efectivos que un par de golpes. 

—Me encantó hablar contigo, pero ya es hora de mi reunión con Mori—Clover se apartó rápidamente con delicadeza de su regazo. 

Casi al mismo tiempo las puertas de la oficina de Mori se abrieron y Arthur salió. Dazai entró al instante con tranquilidad mientras Clover lo seguía con la mirada, se percató de que una tarjeta cayó su saco negro y, sin que su padre se diera cuenta, la tomó.

"Bar Lupin" leyó para sí misma, "abierto las 24 horas". Sonrió con malicia, ya no le perdería el rastro nunca más.