Loki, un niño muy malo

2.3K 203 149
                                    


—¿Diga? —Contestó aún con la vista fija en la pantalla de su computadora.

—¡Loki, eres un bastardo! —El grito de Býleistr sonó desde el otro lado de la línea.

—Hola, hermanito, como siempre es un placer recibir tus llamadas. —Dijo con su habitual sarcasmo.

—No te hagas el idiota. Solo te pedí una cosa, Loki, ¡UNA! y aún así logras arruinarlo.

—Yo no he arruinado nada. —Se defendió. —Solo no me parecía justo que siguieran mintiéndole a Hannah tan vilmente.

—¿Mentirle? Hannah solo tiene 7 años, es normal que todavía crea en Santa, Loki.

Esa tarde Býleistr había salido con su esposa a hacer las compras navideñas, pidiéndole a Loki cuidar de la pequeña durante unas horas, las cuales bastaron para que el pelinegro le revelara que Santa Claus en realidad eran sus padres, y la navidad un invento del consumismo, aunque Hannah todavía no entendía qué era esto último.

—Pues ninguna sobrina mía va creer en cuentos infantiles, que sepa que la vida es dura. —Manifestó sin el mínimo cargo de conciencia.

—Eres un... —Býleistr prefiero tomar un suspiró, antes de continuar. —Ni pienses que vendrás a nuestra cena de Nochebuena.

—Igual ni pensaba ir, idiota. —Colgó antes de que su hermano siguiera discutiendo. Loki sabía que Býleistr no hablaba en serio, pero quería que se retractará con Hannah y eso era algo que él jamás haría.

Y por otro lado su hermano también sabía que sin importa, Loki terminaría yendo a la cena con varios regalos en los brazos. En verdad odiaba todo el ruido y las preguntas incómodas que acompañaban las reuniones navideñas, pero era mejor que quedarse en casa bebiendo hasta perder la conciencia y quejándose de la programación de la tele.

Muchas de sus ex parejas siempre le preguntaron la razón de su odio a la celebración decembrina, pero este prefería guardar sus razones para sí mismo y tratar de soportar las celebraciones lo más ebrio posible.

—Qué más da, tendré que pensar en algún juguete como disculpa para Hannah. —Susurró concentrándose de nuevo en su laptop, hasta que un fuerte estruendo provino desde la cocina.

Se levantó molesto, pensando que a lo mejor había sido su gato arrojando alguna vajilla desde las repisas, pero cuando vio que este estaba hecho un ovillo en el sillón de la sala, siguió su camino hasta la otra estancia con la curiosidad jugando en su cabeza.

Lo que se que hubiera pasado, había dejado un desastre de vidrios y esquirlas en el piso.

—"Genial". —Murmuró entre dientes, caminando hasta el otro extremo para recoger las copas quebradas, hasta que sintió unas leves pisadas en el cuarto contiguo, y en fracción de segundos Othello pasó corriendo con los pelos erizados hasta el cuarto de lavado. —¿Pero qué demonios...

Volvió hasta donde hace un rato su gato estaba durmiendo, para mirar sorprendido a un hombre pequeño intentado esconderse detrás de las cortinas.

»¡Te vi! —Gritó, haciendo que este se detuviera. Loki juraba que no medía más de 90 centímetros, y su ropa entre tonalidades verdes y rojas destacaba con un ridículo sombrero en punta con cascabel. ¿Cómo no había escuchado el ruido de estas si adornaban todo su feo disfraz?

—¿Señor, Laufeyson? —Una voz aguda provino de sus espaldas, encontrando esta vez a una mujer diminuta con la misma vestimenta del contrario. —Mi nombre es Sif, y el de mi compañero es Frandal. Hemos venido en nombre de Thor Odinson, padre de la navidad regente, para llevarlo a cumplir su lección como pasante de este año.

Pasante de navidad - AU ThorkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora