Pasante de navidad - AU Thorki

Feliz año, Loki y Santa

—¡Mira, tío Loki! Santa me trajo los patines que le pedí en mi carta ¿Ya ves que sí existe? —Hannah estaba dando giros en la sala para que Loki le prestara atención.

Quería decir algún comentario sobre que en realidad había sido Býleistr quien se los trajo, pero su hermano le dirigió una mirada de advertencia desde el otro lado de la sala.

Loki había despertado esa mañana del 25 con una gran cantidad de mensajes y llamadas perdidas de su hermano. Se había saltado la cena de Nochebuena, así que Býleistr lo invitó a que pasará con ellos el día de Navidad.

La casa estaba hecha un caos con los restos de papel regalo por todas partes, y encontrándose agotado sin una razón aparente, Loki se despedido antes de que se hiciera más de noche.

—Quédate a dormir, el tráfico debe ser un caos a esta hora. —Trató de convencerlo Býleistr.

—No puedo, mi jefa está furiosa porque no he entregado unos documentos que debí mandar hace dos semanas. —Explicó con suspiró. —Trabajaré toda la noche en eso.

—Eso es raro, nunca te atrasas con tus deberes, por cierto ¿Qué pasó estas últimas semanas que estuviste desaparecido?

Loki no supo qué responder.

»Bueno, igual no olvides venir para el 31, pienso cocinar una receta especial de boloñesa. —Sin importar lo molesto que fuera su hermano menor, Býleistr siempre disfrutaba que este estuviera en casa.

—Claro, solo no olvides hacer mi porción sin carne, o me tendrás toda la cena haciendo activismo vegano, hasta que no seas capaz de llevar un bocado a tu boca. —Recordó con esa sonrisa sádica tan habitual en él.

—Sí, ni lo menciones, he tenido demasiado de eso. —Negó con un escalofrío subiendo por su espalda.

—Bueno, ya me iré, te llamo cuando llegue a casa. —Loki estaba a punto de salir, cuando Býleistr volvió a llamarlo.

—¡Loki, espera! —El mayor lucía inseguro de lo que estaba a punto de decir. —No sabía si hablarte de esto, pero... Papá me llamó ayer, —Loki sintió tensarse con solo la mención de Laufey —Y él quiere hablar contigo.

La última vez que se habían visto fue en el funeral de su madre Farbauti, y aun así ninguno tuvo la intención de dirigir una palabra al otro.

—¿Y qué le hace creer que yo estoy dispuesto? —Las palabras salieron como veneno de sus labios.

—Aunque no lo creas, él y tú son muy parecidos en varios aspectos, —Býleistr continuó antes de que su hermano protestará —ambos son igual de testarudos, y aunque se extrañen en el fondo, les costaría mucho admitirlo.

—No me compares con ese viejo. —Susurró en una mueca de disgusto. —Igual, si tanto interés tiene en buscarme, ¿por qué te llamo a ti, y no a mí?

—Porque tiene miedo, y tú también. —Býleistr siempre sabía cómo confrontarlo. — Ambos son demasiado orgullosos como para dar el primer paso, pero Laufey a su manera lo hizo, así que intenta por lo menos escucharlo. No digo que debas perdonarlo si así no lo quieres, ¿Pero sabes? La navidad es el momento perfecto para atrevernos hacer eso que nos asusta.

Navidad esto, navidad aquello. En serio ¿Qué tenía de especial esta estúpida época?

—Esta bien, nos vemos pronto. —Logró decir después de un rato, girando hacía la calle. Tenía mucho que pensar.

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Los días siguientes los pasó entre el estrés por terminar su trabajo, ansiedad que solo lograba calmar varias copas de vino, y un estado de tristeza constante. Ni siquiera Othello podía lograr animarlo con su suave presencia y relajante ronroneo.