8장

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Hyunjin miró a Seungmin, parecía estar sorprendido por sus palabras, mientras que los padres lo observaban confundido. El menor carraspeó, pero nadie dijo nada por unos segundos.
                         
—¿Pero qué dices, hijo? —habló su madre.
                         
—E-es que... —tragó saliva —Aquí estoy... cómodo. 
                         
—Seungmin, debes ver a tus tíos. No seas egoísta, sé que no los recuerdas, pero ellos sí a ti y te necesitan. Los escuchaste el otro día por teléfono, están muy ansiosos por verte. Además, tu papá debe volver al trabajo, solo le queda una semana y media de vacaciones.

—Lo sé, y yo también quiero verlos, a lo que voy es que —hizo una pausa —, no quiero quedarme en Estados Unidos...
                         
—No estás en condiciones de elegir. —dijo su padre firme, no parecía contento con la situación. —Cuando termines el colegio, trabajes y tengas tu propio dinero, verás a donde quieres ir. Pero por el momento, estarás con nosotros allá.

—Pero... ¿no puedo simplemente ir, luego volver y hacer lo que tenga que hacer aquí
                         
—Oh, sí, qué fácil. —enarcó una ceja, sarcástico. —Y mientras qué, ¿te mantendrá Hyunjin? ¿Te has vuelto loco? —Seungmin agachó la cabeza y se mordió el labio —¿Qué te ha dado por Corea? Jamás has estado aquí antes y creo que solo has salido dos veces en estas dos o tres semanas como para encariñarte tanto por el sitio.

—N-no me encariñe con el sitio... —susurró, en un hilo de voz. Al parecer nadie oyó exactamente lo que había dicho. —Aquí... —habló y alzó la voz nuevamente —Está Jisung, Jeongin... y Hyunjin. Son mis amigos, no quiero separarme de ellos...
                         
—No te separarás. Volverás cuando tengas tu propio dinero y...
                         
—A mi no me molestaría que Hyunjin se quedara aquí. —la vista de todos fue hacia Hyunjin y parpadeó algo avergonzado. —Si él realmente quiere... yo no gano poco dinero y podría mantenernos a ambos.
                         
—De ninguna manera. —dijo su madre. —No queremos traerte problemas.

—Él no presenta un problema para mí. —ante el comentario, el menor se sonrojo levemente, mirando hacia otro lado.
                         
—Hyunjin, está bien, no necesitas hacerlo. Ya hiciste mucho por nosotros. —su padre sonrió y el abogado negó con la cabeza queriendo decir algo, pero las palabras no salieron de su boca. —Se acabó aquí la discusión. —Seungmin apretó los puños y al igual que Hyunjin, tragó sus palabras.
                         
El silencio se apoderó de la habitación por un largo, largo tiempo. Los padres del rubio de vez en cuando hacían comentarios graciosos mientras miraban la televisión y luego observaban a Seungmin y al abogado, quienes estaban simplemente serios haciéndose los que no habían oído, pero el primero estaba realmente enojado. Era irónico que trataran de romper aquella atmosfera de incomodidad siendo que ellos mismos la habían creado, y al parecer no la aguantaban. Hyunjin les había dicho que estaba bien que Seungmin se quedara y así estarían todos felices, ¿tanto costaba decir que sí? Si no podían decirlo, entonces, que no hagan comentarios estúpidos luego tratando de romper el silencio.

—Entonces —habló su madre en un momento —, ¿Qué haremos con la psicóloga? —miró al abogado, buscando una respuesta.
                         
—Pueden pedirle al juez que derive a Seungmin a un psicólogo de Estados Unidos. Por el momento, creo que lo mejor es que no asista a las demás sesiones aquí porque será inútil que lo haga. —lo había dicho tan seco y en un tono tan grave que logró generar un leve escalofrío en el menor y el mismo podría haber jurado que en su mamá también. Si bien siempre era así de inexpresivo, ahora era diferente... ¿Tal vez Hyunjin estaba enojado también?

El caso del ciervo - HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora