3장

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—¡Déjame! ¡Suéltame! —gritó un niño entre sollozos, aquellos eran gritos desgarradores. Parecía estar tratando de liberarse de algo, de alguien.

—Ya cállate. Nadie te oirá. —respondía la otra persona, con una voz que hacía que a cualquiera se le erice la piel.

—¿¡Qué quieres!? ¿¡Qué te he hecho!?

—Lo siento, no se le puede permitir a nadie que descubra a nuestro supremo.  

— ¿Suprem-

Y allí fue cuando se oyó un estruendo en la pared. Aquel niño había sido golpeado con tanta fuerza, que había caído inconsciente. Sin embargo, los golpes no se terminaron, se oían cada vez más y más fuertes, retumbaban.

—Es una lástima, tenías una cara bastante bonita. —dijo al terminar de, prácticamente, destrozarlo —Me pregunto qué tan vinculado estabas con este gilipollas.

Seungmin despertó jadeando y completamente sudado de la cabeza a los pies. Se sentó en la cama y tomó su cabeza entre las manos, mientras continuaba inhalando y exhalando, cosa que le estaba costando un poco otra vez debido a la costilla.

—U-una p-pesadilla... —susurró.

Cuando su respiración volvió a la normalidad, divisó la ventana y notó que recién estaba amaneciendo, ya que el cielo estaba rosa, como el día anterior.

Intentó dormirse otra vez unos minutos, pero aquella pesadilla lo había acojonado bastante. No había visto nada, estaba todo negro, pero había oído voces y golpes. Pensando en ella, sus ojos se fueron cerrando de a poco y volvió a caer en los brazos de Morfeo... muy profundamente.

Sintió que alguien lo zamarreaba suavemente y abrió los ojos con pesadez.

—Oye, despierta. Ya son las doce del mediodía. 

—¿Hyunjin? —dijo con voz ronca —¿Qué hora? 

—Las doce del mediodía. Has dormido bastante.

Seungmin prácticamente dio un salto de la cama, cualquier persona normal se hubiera asustado ante la repentina acción, pero Hyunjin simplemente parpadeó y ni se movió.

—¿¡Las doce del mediodía!? —exclamó —¿Por qué no me despertaron antes?

—Tu madre trato de despertarte y te zamarreó muchas veces, pero tú simplemente la miraste y volviste a dormir. Tenía prisa con tu padre así que te dejaron dormir un rato más y me dejaron a mí a cargo. 

—Oh, ya veo... bueno, no escuché ni sentí nada hasta ahora. —suspiró —¿A dónde fueron? 

—A hacer compras. Y me dejaron a mí a cargo. —repitió.

—Ya te había oído. ¿Esperabas que me enoje por ello? —sonrió.

Hyunjin no respondió e hizo una mueca parecida a un mohín que duro un segundo y le pareció tierna a Seungmin. 

—Qué infantil. —dijo riendo, a lo que Hyunjin alzó una ceja. —Creí que serias un poco más maduro.

—¿Disculpa? —Hyunjin bufó y se dispuso a irse, sin embargo paró y se volteó antes de salir de la habitación. —Estoy yo a cargo, así que haz tu cama. 

—La iba a hacer de todas maneras. —rodó los ojos y logro observar una pequeña sonrisa en el rostro del abogado, la cual correspondió a pesar de que nadie lo vería.

Al bajar al comedor –luego de hacer su cama- sus padres ya estaban allí. No tenía apetito dado que recién despertaba, pero prácticamente lo obligaron a comer algo. 

El caso del ciervo - HyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora