• II •

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Christmas Eve will find me

Diciembre parecía nunca acabarse. El aire frío por algún motivo comenzaba a calarle los huesos cuando ni siquiera han llegado a los 20 grados y el mundo entero se ve demasiado entusiasmado para su gusto.

Ven a mi casa esta Navidad.

¿Era necesario haberle dicho que él ya no celebra Navidad?

¿Se habría dado cuenta de ello?

No, claro que no. Porque LaRusso no sabe nada de él ni viceversa. Por eso no le dijo nada, aunque pudo haberlo hecho. Es solo que sus ojos desbordaban ilusión como si fuera un niño escribiendo su carta a Santa. No dijo que no, pero tampoco dijo que sí por el mismo motivo por el que no quería decepcionarlo al despreciar esas bolas de arroz asquerosas, incluso si no las había hecho él.

—LaRusso es un imbécil.

Aquel murmullo no significa nada. Simplemente quiere maldecir a alguien y el tipo era la única persona en quien piensa. Aunque también pensaba en Laura, pero obviamente no va a maldecir a su madre cuando se encuentra casi en su lecho de muerte. Le duele el solo recordarlo.

Estando en el hospital, una enfermera lo conduce hasta la habitación de su madre.

Johnny no logra apreciar ningún cambio. ¿Por qué esperaba verla despierta de todas formas?

Otra vez el nudo en la garganta comienza a formarse. Reprimir las lágrimas ha estado funcionando. Sabe que a su madre no le gustaría verlo llorar.

—Lamento que estés muriendo por mi culpa.

Era la tercera vez que se lo dice a ella también.

Desea que ella lo sepa. Quiere que sepa lo mucho que lamenta el haberla dejado con ese idiota. Lamenta haberle echado la culpa de que su vida fuera tan mal. Lamenta que por haber nacido, ella no haya podido ser feliz y que por su culpa tuvo que haberse casado con Sid para darle a él, un maldito imbécil, una vida mejor que terminó por odiar.

Soy un idiota.

Se lo ha repetido una y otra vez hasta que fue fácil convencerse del odio que sentía por sí mismo. Nunca ha sido muy difícil de todos modos.

Una hora después su tiempo ha terminado.

Voltea en varias direcciones buscando algún indicio de Sid. Por supuesto que no está. A él no podría importarle menos el bienestar de su madre, si tan solo el estar conectada a un aparato pudiera llamársele de esa manera.

Al salir del hospital lo primero que hace es comprarse unos cigarros. Debe mantener la mente ocupada y cualquier cosa le vendría bien con tal de permanecer sobrio. No quiere repetir el incidente de hace unos días y terminar en la casa de quién sabe quién, claro, si es que todos fueran como Daniel LaRusso. Por un momento desea que lo hubiese dejado solo con ese tipo para que lo matara, así no tendría que lidiar con la muerte de su madre ni con las palabras hipócritas de Sid.

Fumar nunca se le dio bien. En realidad, lo detesta. Nunca ha deseado tanto trabajar o hacer algo de utilidad simplemente para distraerse y olvidarse al menos un rato de todo. Por suerte, Jeff le advirtió que no faltaría mucho para que alguien llamase a la oficina en busca de un servicio, es la época en la que la sobre carga de electricidad causa demasiados apagones o en casos peores incendios, no es que a Johnny le entusiasme mucho ir a arreglar esa mierda, pero necesita el dinero para pagar el alquiler de su apartamento, solo que el muy idiota de Mike decidió descontarle tres días de salario por llegar ebrio al trabajo y Sid no ha hecho otra cosa más que burlarse de ello.

ᴠᴇɴ ᴀ ᴍɪ ᴄᴀsᴀ ᴇsᴛᴀ ɴᴀᴠɪᴅᴀᴅ [ˡᵃʷʳᵘˢˢᵒ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora