「 ❝Eʟ ɢʀᴀɴ sᴇɴ̃ᴏʀ❞ 」

ꜱᴏꜱᴘᴇᴄʜᴀꜱ ᴅᴇʟ ɢʀᴀɴ ꜱᴇñᴏʀ

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Volviendo a lo de antes, tú que pensarías si te digo el tercer año de ese matrimonio fue algo distinto, muy diferente a los otros dos anteriores, pero que iba con la misma alegría que el primero. Porque digamos que el regalo de ese año sería que el reino de ambos se expandiría en un ser vivo, que quien vivía para amarlo tendría vida dentro de si mismo y que la alegría que lo cubrió al enterarse se volvería una de las alegrías de pocos por la sorpresa.

Al principio, con las primeras semanas no se había enterado del regalo en si mismo, pues que era un nuevo ser dentro de lo que es llamado un varón, que sabría si no pasaba primero por la duda y las preguntas de cuando caería el rojo del mes, nunca, fuese un varón o una dama, con el diablo ahí todo era posible, con un mundo loco, en dónde la mayoría de cosas tenían vida, que esperarias que ver a un hombre en cinta.

Sin desviarnos del momento, todo a un punto en esta vida se llega a preguntar qué le pasa, porque las ideas siempre aparecen de repente y puedes repasarlas sin darte cuenta hasta estar consiente de ellas, así empezó. Dice inconscientemente pensaba en que había, en que futuro tendría con Devil, una vida de pareja solamente o algo más fuerte. De cierta forma no duda que fuera la primera, estaba bien, ambos solos y enamorados, en la tranquilidad de solo responsabilidad laboral y matrimonial, suponía, pensaba que eso era lo que le esperaba, pero no, más equivocado no estaba a ese punto.

Lo que fueron pocas semanas creció al tercer mes, sentía la pesadez en si, no dormía por pensar en todo y nada, al igual que en ese pensamiento intrusivo de cariño, ese que le calaba la cabeza a cada momento, que bien era como una sola idea de algo en sus brazos, pudiendo imaginar ojos nuevos para él o unas manitas que tocaran el mundo exterior, amor, un anhelado amor fraternal, la familia, palabras en llanto alegre, ver pasos, oír las voces nuevas de eso que aún no tuviera forma exacta para ver, era un deseo profundo que nacía con los días, que se creaba a partir de la duda, de esperanza.

Esa esperanza de algo creado por ambas partes y que hablara por su propia cuenta al llegar.

Fuera feliz si lo viera crecer.

Porque se emocionó al enterarse que había algo aún si estaba en lo más profundo de su ser, que la vida llegaría y era fuerte a sus brazos blancos, te mentiría si relatara que no fue sorpresa saber eso, porque lo fue, una grande al pasar por la dulce enfermedad que alerta algo en el ser humano, al inicio fue la incredulidad de algo distinto, que podía ser más que un resfriado por el pesar del invierno, hasta que no le quedó remedio de ir al médico y saber lo que pasaba en él.

"Un padre más en este mundo, felicidades por un bello regalo de vida".

Fue lo que salió de la boca del hombre, mientras que las lágrimas del rey caían, sus labios temblaban, pues no esperaba algo como eso y así, moría de ternura, tomado su postura a medio pasillo, andando a la salida, la vida que le esperaba y notas recomendadas, no era común, nada lo era en esos tiempos, pero que llegaría a importar cuando sabías que creabas lo más precioso que pondría pie en el mundo; los dedos pasaban por su estómago, si cerraba sus ojos y se concentraba en la noticia, podía imaginar que un latido pasaba a su cabeza, uno leve, pero con ritmo al suyo como si fueran uno solo, ese retumbar cálido de que estaba ahí con él, que compartían el cuerpo por al menos un tiempo más antes de abrir los brazos, era un calor que se alojaba con amor en su corazón, en la mente joven que estaba pasando por la gestación.

Grata felicidad que avanzaba a los días del descubrimiento y si el bulto no se notaba, era porque aún se encontraba como un dulce secreto de su parte.

Fue el primero en darse cuenta y sería él único que daría la palabra para revelar el hallazgo, no lo planeo mucho, apenas dejaba pistas al padre del pequeño, cosas ligeras, comentarios sin mucho peso, insignificantes para oídos ingenuos.