Voces

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Las voces eran cada vez más insistentes, cada vez era más difícil callarlas, siempre estaban ahí al punto de comenzar a enloquecerlo, no supo en que momento comenzaron a susurrarle cosas pero de algo estaba seguro sino se callaban acabaría cometiendo una locura.

Miro por el ventanal del salón principal hacia afuera la nieve era cada vez más densa, las tormentas de nieve eran constantes en las noches impidiéndoles salir, a ese paso en unos días no podrían salir de ahí sin morir congelados.

Por el reflejo de la ventana miro a Dakota detrás suyo, se giró lentamente hacia ella.

La chica parecía enferma, lo sabía, las voces se lo decían, ese lugar estaba acabando con ella y eso le daba gran satisfacción, la maldita no había sido más que un jodido dolor de cabeza los últimos días.

“Ella lo sabe, sabe que eres tú” Dijo aquella voz que parecía sobresalir entre las demás “Matala, matalos a todos, es lo que quieres, ¿no?”

Alex miro a Dakota con frialdad e inesperadamente le dedicó una sonrisa, una sonrisa torcida y llena de sorna.

—¿Que me ves?— Preguntó con brusquedad acercándose a ella peligrosamente.

Ella no se intimido, no en ese momento, estaba convencida de que era él, era el único que se había aislado de todos y no le quedó ninguna sospecha cuando días atrás Melissa le había comentado lo diferente que este se había vuelto con ella, los demás actuaban como siempre, era él.

Dakota negó retrocediendo al ver que invadía su espacio personal, pero él no le permitió retroceder más que dos pasos cuando la tomo de los hombros con rudeza, lastimandola con su agarre.

“Matala, tienes que matarla ella convencerá a los demás de irse y tú no te quieres ir, ¿Verdad?”

—¿Lo sabes?, ¿Verdad, perra?— Preguntó con cólera y en sus ojos Dakota miro brillar la locura.

—No se a que te refieres, suéltame— Ordenó la castaña.

—¿Te haces la estúpida, maldita?— Preguntó con burla.

—No, suéltame—

—Sera mejor que te cuides Hanscom— Advirtió finalmente soltandola y empujándola con violencia, paso por su lado empujándola de nuevo en el proceso y saliendo del salón principal.

Tenía que hablar con  los chicos ahora que estaba convencida de que Alex estaba siendo poseído por ese lugar, pero aún si querían largarse no podían, las tormentas eran constantes, esperaba que cesarán en pocos días para poder intentar irse y ayudar a Alex, solo esperaba que no fuera demasiado tarde para él.

~•°•°•~

Melissa comenzaba a preocuparse la actitud de Alex era cada vez más violenta no sólo hacía los demás sino también hacia ella, llegando incluso a temer por su integridad física.

—¿Cariño?— Llamo preocupada entrando al cuarto de calderas mirando a Alex de pie en medio de la estancia, mirando un punto fijo de la pared.

Alex no pareció escucharla, seguía en trance mirando fijamente la pared como si fuese lo más interesante del mundo en esos momentos.

—¿Alex?— Volvió a llamar con inseguridad una vez que estuvo detrás suyo.

Alex se giró hacia ella y le miro con severidad, parecía todo menos feliz de que ella estuviera ahí.

—¿Qué demonios quieres?— Preguntó con enfado.

—Bueno yo...— Comenzó a decir cuando Alex la interrumpió.

El resplandorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora