.• Chica Problema •.

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— Nanami! — la mayor movió a su hija para que despertase por séptima vez.

— ¡¿Que?! — respondió agobiada cayéndose de la cama — te he dicho que no entres sin tocar mamá... — agregó suavizando su tono mientras se levantaba del suelo y sobaba su cabeza.

— Cariño — ante el tono de su voz la menor tragó grueso — casi derribo la puerta — comenzó a contar con los dedos — casi incendio la casa para que te despiertes — suspiró — y CASI estuve a punto de lanzarte un ladrillo encima para que te levantes.

— Oh... — la menor soltó una risita mientras que se acercaba a su madre y depositaba un beso en su mejilla — vamos, perdón, yo se que me quieres.

— Hija...— frunció el ceño — en este momento te vendería a Satán por una friturita de maíz.

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— No! no quiero ponerme eso! — hizo un puchero mientras que se cruzaba de brazos — no me gusta el rosa mamá...— aclaró.

— Nanami...— la castaña suspiró al ver el comportamiento infantil de su hija — llevas todo el día haciendo berrinches por nada ¿es por que no hay instituto hoy?

La niña bajó la mirada haciendo que la contraria suavizara su rostro y se agachara a su altura.

— Cielo, tal vez extrañes a tus compañeros, pero — suspiró — no puedes comenzar a tener esos cambios repentinos de personalidad cada cinco minutos todos los fines de semana — dijo mientras dejaba aquel vestido de color rosa claro sobre la mesa — vamos, sal, toma un poco de aire, tal vez te sientas mejor.

La menor asintió mientras que se alejaba de ella entrando en su habitación decidida a cambiar su atuendo. Se decidió por unos simples jeans y una playera negra con algunos detalles blancos en ella.

Al despojarse de su ropa miró su reflejo en el gran espejo de la esquina de su habitación. Suspiró al ver como en su pequeño cuerpo, aún mantenía esas marcas en su abdomen y en su espalda, mordió su labio intentando ignorarlas para luego terminar de vestirse.

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Entre las grandes multitudes podían distinguirse aquellos ojos turquesa, con aquella mirada que vagaba de tienda en tienda buscando algo que le interesase, sabía que su madre le había recomendado salir para calmar sus nervios y tal vez evitar aquellos cambios repentinos de humor, mas el hecho de escuchar cada susurro, cada palabra, cada murmullo de aquellos desconocidos, la desconcentraba poniéndola notablemente nerviosa.

Luego de caminar por horas sin resultado alguno, decidió rendirse y volver a su hogar, pero la voz de un chico la detuvo.

— Uh? — la castaña volteó para encontrarse con un chico rubio y ojos azules, tan hermoso como un mismísimo ángel, tenia algún que otro parecido con Kou, pero no estaba segura — ¿m-me hablas a mi?

— Sip, así es — estiró su mano hacia ella en forma de saludo — mi nombre es Teru Minamoto, soy hermano de Kou, supongo que eres Nanami no? — agregó esbozando una sonrisa.

— Eh, claro, si, yo soy Nanami, un gusto — «Asi que el es de quien hablaba Kou» pensó algo desanimada e hizo un esfuerzo para sonreír, estrechó su mano con algo de delicadeza, esta persona no era su Kou, debía fingir ternura con el...

— Bueno, mi hermano me hablado mucho de ti — dijo sonriente a lo que la menor sintió un leve rubor en su hermosa pálida piel.

— S-si,supongo — sonrió.

— Eres.. — se agachó un poco a su altura — un poco baja para tu edad — la menor mordió su labio — e incluso tu comportamiento es el de una niña...

— Eh, supongo que...¿Casualidad? — se encogió de hombros.

— Si, casualidad... — colocó su mano en su mentón algo pensativo — ¿estas segura de que nunca nos vimos antes, Nanami?

— Si, lo estoy — respondió algo nerviosa comenzando, habían muchas cosas que debía ocultar en ese momento — disculpa — cambió de tema — ¿sabes donde está Kou?...

— ¿Mi hermano? — la contraria asintió — está en casa, tal vez podrías ir a visitarlo, ya que no hay clases — soltó una risita al ver como a la menor se le iluminaba la mirada y esbozaba una sonrisa alegre — vamos, yo te llevaré, no está lejos de aquí.

La pequeña asintió, mientras que seguía al mayor, su mirada se perdía de vez en cuando en la multitud, pues tenia algo de miedo de perderse, era lo último que deseaba en ese momento.

De pronto, ambos jóvenes se detuvieron en frente de una gran casa al estilo japonés, Nanami sonrió al ver algunos animales en el jardín, realmente los amaba, mas su madre nunca le permitió una mascota.

— Las damas primero — dijo mientras abría la puerta a lo que la pequeña soltaba una leve carcajada y pasaba al interior.

Al ver que Teru le dio una señal de poder explorar esa casa libremente, caminó por los alrededores en busca de la habitación Kou, pues según el, este se encontraba ahí. Dio un par de suspiros al darse cuenta de que ya llevaba un par de minutos buscando pero siempre acababa perdida.

Luego de un tiempo, al fin logró encontrar la habitación de este, entrando sigilosamente.

— Kou? — al adentrarse en este lugar, encontró una pequeña mesita con lo que parecía ser fotos familiares y algún que otro adorno — aww — reaccionó de inmediato al ver una foto de este de bebé — no creí que fuera tan tierno~  — pero salió del mundo que había creado en su cabeza al sentir como alguien entraba a la habitación.

— ¡Tiara! ¿Cuantas veces debo decirte que no te robes mis calzon- — quedó petrificado por unos segundos al ver como cierta castaña estaba en su habitación mirándolo fijamente mientras el solo traía una toalla en su torso, pronto sintió sus mejillas arder.

— ... — sintió como sus mejillas se tintaban de carmín para luego lanzarle el cuadro que tenía en la mano y soltar un grito — Atrás Satanás!

— Auch! — sobó su rostro donde aquella chica de ojos turquesa lo había golpeado — ¡¿Estas loca?! ¡Casi me sacas los ojos!

— ¡L-lo siento! — cubrió su rostro casi por reflejo mientras se volteaba — solo cambiate si...

— Nanami, estás en mi cuarto — suspiró — para cambiarme debes salir...—sonrió — o acaso...

— ¿Acaso que? — rodó los ojos mientras que acomodaba algunos cuadros que había dejado caer.

— ¿Acaso quieres verme desnudo?

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— ¡Teru! ten cuidado eso duele — se quejó mientras que aquel mayor soltaba una risita mientras desinfectaba sus heridas.

— Creí que esa chica era mas...

— ¿Tierna? — completó la oración — acabo de descubrir que confiar en su rostro angelical puede hacer que pierdas la vida, así que, no gracias.

— ... — soltó una carcajada para finalmente terminar de vendar la cabeza de su hermano — deberías tratarla como una señorita — el contrario arqueó una ceja — aunque se comporte como boxeador bipolar profesional de la liga juvenil — el menor soltó una carcajada.

— Al principio ella era más... — movió sus manos — más infantil creo — suspiró — supongo que son ciertos los rumores sobre ella.

— ¿De qué hablas? — ladeó la cabeza.

— Dicen que en sus antiguos colegios fue una chica problema. — aclaró mientras se recostaba en el suelo — aunque sinceramente no me importa.

— Te importará cuando te envíe al hospital algún día.

𝙶𝚒𝚛𝚘 𝚍𝚎 180° 𝙶𝚛𝚊𝚍𝚘𝚜 - Minamoto Kou x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora