Destino

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▫️🖤❤️▫️

Perth había llegado treinta minutos antes de la hora acordada, a su vez Saint lo esperaba en la entrada de su edificio. En cuanto se vieron un nerviosismo se apodero de ambos.

— ¿Estás listo? - preguntó Perth abriendo la puerta del carro para Saint — No me gusta llegar tarde - quería molestarlo para romper la tensión.

Funcionó.

— ¿Si te acuerdas que esto no es en realidad una cita? - pregunto Saint a la defensiva.

— Cita o no. Nunca llegó tarde. - le hizo un guiño cuando Saint le mostró la lengua.

— Te pareces a mi madre... - se quejo.

— No sé si tomarlo como cumplido o no. - Se bufó. Cerro la puerta del copiloto, dentro del auto Perth volteó a mirarlo — ¡Te ves muy bien!

— ¡Ahórrate los cumplidos para mi madre! - Saint fue grosero para ocultar los nerviosos, ver a Perth salir del carro todo atractivo, irradiando seguridad, lo había dejado sin respiración y con ganas de salir corriendo a ocultarse, sus pensamientos pecaminoso hacia un extraño y para colmo hombre lo tenían turbado.

— ¿Siempre eres así de agrio? - le gusta su forma ruda se protegerse. En el fondo Perth intuía que era una fachada.

— ¡Soy sincero! - corto.

— Sincero sería que aceptarás el cumplido amablemente.. - sonrió poniéndose el cinturón de seguridad, le hizo señas a Saint para que hiciera lo mismo.

— Tú crees en santa Claus todavía, ¿verdad? - se quiso burlar de Perth, cosa que no funcionó.

— Si. Algún problema.

— ¿Arranca o me arrepiento? - sentenció.

— Mi maestra de baile tenía un dicho; lo decía antes de una presentación para que nadie pudiera acobardarse - Saint lo miro guardando silencio en espera que terminara de hablar — “Lo toman o lo derraman

— ¿Tenías maestro de baile? - estuvo más impresionado por el hecho de saberlo bailarín que en reflexionar su dicho.

— Larga historia - Perth trato de quitarle importancia — No me distraigas, ¿nos vamos?

— Yo diría Señor puntualidad - le dió la razón con una coqueta sonrisa y un apodo a la medida.

Dos horas despues estacionaron frente a la casa familiar de Saint, el esperitu navideño se notó en la entrada con todo el exceso de luces navideñas y adornos inflables.

— Ignora el espíritu navideño de mi familia... - menciono Saint, abrió la puerta antes que Perth lo hiciera, conociendo a su familia podía jurar que espiaban desde la ventana.

— ¡Me encanta! - de niño amaba la navidad al crecer todo cambio. Salió del carro dejando abierta la cajuela.

— No me refiero al decorado, habló sobre las miles de preguntas que seguro te harán... - fue claro viéndolo rodear el carro.

— Tu dijiste que no respondiera nada... - se agachó para traer las bolsas y los paquetes de la cajuela, cerro la puerta con la llave llegando a lado de Saint — Espero no te moleste, no vine con las manos vacías.

— ¡Bromeas! - le sorprendió gratamente ver la iniciativa de Perth — Nunca es molestia recibir regalos... - miro las bolsas y los paquetes con curiosidad.

— Lamento decir que no son para ti, es para tu familia.

— ¿Por qué? - por lo poco que lo conocía, Saint se daba cuenta que era un hombre considerado y con costumbres muy marcadas. Algo que no podía criticarle.

La Navidad y... ¿Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora