Cabo

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▫️🖤❤️▫️


Llegó con una hora tarde a la cena de fin de año, fue buscando en su cabeza una excusa razonable que pudiera usar para no sonar tan lamentable y poder evitar preguntas incómodas.

Escucho risas.

La puerta entre abierta le pareció un tanto extraño, tan extraño como el hecho que su madre no estuviera para recibirlo; que más podía esperar, penso. Al entrar escucho con mayor claridad las risas y la conversación.

— ...Era un palito, pálido y sin chiste mi bebé, pero eso sí con luz propia en la mirada... - el único palito sin chiste era él, Mean siempre fue el niño apuesto recordo Saint con nostalgia — ...todos lo amaban en el kinder... ¡Carlo! - exclamó la dama tocando la mano de su esposo — ¿recuerdas como las niñas del coro se pasaban suspirando por la voz de nuestro bebé - todos parecían estar alegres viendo a una madre orgullosa hablando de su hijo.

Saint odiaba esas historias.

— ¿Saint canta? - se detuvo en seco al escuchar la voz: sus oídos le estaban jugando una mala pasada.

— ¡Por supuesto! - respondió la bella dama orgullosa — Cuando llegue le diré que cante para nosotros. No quiero ser presumida, su voz la heredó de mí. - se quedo petrificado frente a la sala viendo la escena.

— Mamy muestrale cuando Saint salió de príncipe - su hermano estaba ahí con su esposo sobre sus piernas.

— Ohhhh!!  Cierto - dijo emocionada la madre de Saint — ¡Enseguida regreso! - se levantó del mueble — Traeré el otro álbum - giro y topo de frente con su hijo menor.

— ¿¡MADRE!? - (levanto la voz) Todas las cabezas puestas en el invitado giraron a mirarlo.

Dicho invitado sentado cómodamente con el álbum sobre sus piernas, miro a Saint con una sonrisa fingida en los labios, eso le hizo congelar su corazón.

— ¡Hijo que bueno que ya estés aquí!

— ¿Qué significa esto? - pregunto de manera brusca.

— No seas descortés y saluda a nuestro invitado como es debido primero... - el mencionado se puso en pie cerrando el álbum. Su madre continúo hablando —... llegas muy tarde. La cena casi se enfría, debés agradecer a Perth por esperar a causa de tu impuntualidad.

— ¿Agradecer? - dijo con una exagerada sonrisa.

— Querida Pray, para mí es un placer estar aquí. Agradezco mucho que me hayas hecho la invitación personalmente. - la voz de Perth se escuchó tan conciliadora que Saint sintió la sangre hervir.

— Oh Perth! no digas eso. Ya te consideramos parte de esta familia... - tanto el padre de Saint, sus primas y tías asintieron en unísono — ...por favor disculpa los modales de mi bebé - miro a su hijo menor con ojos de reproché. Tomó del brazo a Perth guiandole al comedor seguidos de toda la familia. 

— No te preocupes Pray, existe cosas peores que malos modales... - escucho a Perth decir.

Mordió su labio inferior para detener todo lo que deseó gritar. Odio a Perth. Odio que fuera un maldito hipócrita, que tuviera el poder de tener a la gente a su favor, odio amarlo tanto que no pudiera hacer otra cosa que pensar en él. El amor que sentía por Perth lo había hecho débil, tan débil que deseó no a ver escuchado nada y seguir viviendo engañado.

Su cuerpo disfruto de ese engaño, un engaño que hacia palpitar una parte de su cuerpo que no sería de nadie más, porque NADIE MÁS llenaría ése lugar de la misma forma y con la misma pasión.

La Navidad y... ¿Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora