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Pase lo que pase, ese es mi destino, no me preocupare.

Sus grandes manos estaban apoyadas en mi espalda empujándome por el largo y frío pasillo. Me quedé en esa sala aproximadamente cuatro horas, la luna comenzaba a reinar cuando un alto y musculoso guardia apareció sigilosamente. No intercambiamos ninguna palabra y empezamos nuestro camino.

Pasamos por una puerta giratoria de metal, y ahí fue cuando sentí el aire más pesado. Estaria todo completamente en silencio a no ser por los murmullos que venían de diversas celdas. Pasabamos a pasos tranquilos por el piso tres, o por lo menos intentaba estar tranquila, mis hombros estaban levemente apretados y mis facciones se endurecian cuanto más se hacía oscuro el pasillo.

El guardia golpeó con una porra una de las celdas al escuchar los murmullos más fuertes. Y como si fuera de mentira, escuche por primera vez la cárcel en silencio, disfrutaba este momento ya que seguramente este momento no se repetiría.

La celda 3-24, la última de esta planta, fue abierta dandome un paso tranquilo, sin los típicos golpes de las películas, la puerta fue cerrada lo más silenciosa posible, ya que no querían que se alterarán en plena noche.

La tenue luz blanca entraba por los pequeños barrotes, iluminando la fría y húmeda habitación, una cama, un váter, un lavabo y una mesa con una silla a juego, la misma luz salía por los barrotes iluminando una parte de los pequeños pasillos y la valla que dejaba ver las dos plantas de abajo.

Me senté no muy segura en la cama, los pensamientos que anteriormente no habían venido a mi mente ahora estaban colapsando. Saldría viva de aqui? Mañana recibiría mi primera paliza? Debería hacer alguna especie de arma, aunque no la utilice? Si llego a salir de aqui, como me miraran? Nuevamente mis padres me aceptaran?

Intentaba mantener la calma, no podía perder la tranquilidad desde este momento, debo demostrar confianza, como siempre, pero desde ahora, mas que nunca, cuando salga de aqui me dare el lujo de respirar en paz, inhalar y exhalar sin preocupación de que alguien venga y me mate.

Con lo poco que me permitía la luna, observe mejor la habitación, encima del mármol había un cepillo de dientes transparente, sin pensar mucho en que haría con eso lo agarre y lo mire por todas partes. Mis ojos acabaron inconsistentemente en la pata de metal de la cama.

Con algo de fuerza, intente levantar la cama, metiendo el cepillo de lado al ver un espacio, la parte externa del cepillo se partió inmediatamente al dejar todo el peso encima suyo, ahora era todo plano, sin la parte que te lavaba los dientes.

Acerque el objeto a la ventana, dejando que se iluminara mejor, pero algo más llamó mi atención. Me puse de puntillas el ver otro edificio separado por una valla, daba a suponer que era el de hombres, algunas luces estaban encendidas y podía apreciar algunas sombras haciendo movimientos. No se que hora sería, pero por lo que yo tenía informado de las cárceles, a la hora de dormir ya no aceptaban luces.

Me tumbe en la cama observando la humedad del techo, las finas mantas no eliminaban el frío que hacía en pleno invierno, simplemente me gire quedando de lado, mirando un punto fijo hasta que el sueño apareciera en mi.


A través de los altavoces, una voz masculina hizo despertar a todo el edificio, comunicando que era la hora del desayuno. El sonido de un botón hizo que todas la puertas se abrieran automáticamente, en pocos segundos, todas la mujeres de las cuatro plantas estaban armando jaleo mientras bajan a comer.

Cuando suponi que ya no quedaba nadie por el alrededor camine tranquilamente por el pasillo, mis pisadas eran suaves y silenciosas, ningún eco se escuchaba viniendo de ellas. 

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⏰ Última actualización: Jan 01, 2021 ⏰

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