27 de noviembre, 2015
El día en el cual Emma tendrá que presentarse para tomar su iniciación. Según sus hermanos mayores consisten en recolectar cierta cantidad de almas y realizar un trabajo de investigación, para ella la mejor parte era la investigación, le parecía trágico tomar el alma de las personas, sobre todo cuando estas están en la mejor parte de sus vidas o estas están por comenzar.
Emma había pasado toda la noche despierta esperando a que llegara la hora para ir a presentarse ante el consejo y recibir las pruebas. Su padre le había dicho que no eran pruebas difíciles, solo eran seis almas de personas al azar y entregarlas a un guía. Pero por alguna razón, para ella no resultaba tan fácil, no después de su primera experiencia con ese pelirrojo.
Cuando escucho ruido bajo a la cocina donde encontró a su madre sirviendo el desayuno, ella le sonrió mientras tomaba una sartén y comenzaba a poner pan en el tostador, poco después bajaron sus dos hermanos gemelos, Jason y Mason, ellos no siempre se llevan bien, comparten ideas diferentes. Y por último bajo su padre vistiendo una bata gris y el pijama aun puesto, se sorprendió al ver a Emma cambiada tan presentable.
― ¿Hoy es el día de la iniciación?
―Tú me dijiste hace dos días que sería hoy.
No era raro que su padre olvidara las cosas, siempre estaba ocupado, había días en los cuales no llegaba a casa porque los mortales no dejaban de morir; como en accidentes donde muchas almas tenían que ser recolectadas, era entendible en cierto aspecto. Las llamadas de emergencia, había muertes que no se podían predecir, en las guerras, sobre todo, cuando jóvenes almas van al campo de batalla defendiendo un bando invisible. Pero a Emma le resultaba un poco molesto que no se le tomara en cuenta al igual que a sus hermanos mayores.
―Nos vamos en cinco minutos. ―Y se tele transporto. Se sentía algo enojada, pero mejor se sirvió un plato de cereal, se molestaría más si lo seguía pensando.
―No te preocupes enana, igual tienes miles de oportunidades si no pasas esta. ―Jason siempre era como su padre, tenía poca paciencia y nada de compasión, suele desquitarse con los pobres morales. Y en una ocasión Mason tuvo que intervenir.
―Sí, Jason, al menos a la enana no lo han sancionado. ―Mason por otro lado era como su madre, compasivo y respetuoso; aquellos mortales por los cuales iba por su alma lo llegaron a confundir con un ángel. Y cuando Jason estuvo a punto de hablar apareció su padre.
―Listo, vámonos. ―Con la cuchara aun en la boca, Emma dejo su plato y se tele transporto a la Corte junto con su padre.
La Corte de los Deathless era subterránea, solo se podía llegar a ella por tele transportación. La recepción no era diferente a las demás, era aburrida, tenía revistas de deportes, moda, música, todo sobre la vida de los mortales; solo que las colocaban con la intención de que los inmortales conocieran más las formas de vida de los mortales, debes en cuando tenían que salir a la calle y no podían andar por ahí sin saber nada de la actualidad, sobre todo cuando has pasado la mayor parte de tu vida en diferentes épocas. La recepcionista era una mujer de no más de cuarenta años, en edad mortal, traía puesto un traje gris, y miraba el monitor de una computadora. La recepción siempre estaba vacía, los recolectores solo se tele transportaban a la sala de los Guías, no había necesidad de llegar ahí, a menos que tuvieras las pruebas.
―Hola, Greta, vengo con mi hija a que presente sus pruebas, ¿sabes si el consejo ya llego? ―
―No, aun no Robert, me temo que los ancianos llegaran en unos minutos más. ―Dijo apenas apartando la vista del monitor.
―Gracias, Greta. ―Su padre le hizo una seña para que empezaran a caminar.
Claro que se pudieron haber tele transportado a la sala, pero para ganar tiempo era mejor caminar. Sin contar la recepción el resto de la Corte aún se veía antigua, la luz era de un verde oscuro y las paredes eran de ladrillos, había corredores largos y estrechos, sin duda era preferible tele transportarse. Se parecía un poco a un laberinto, su padre la trajo dando vueltas, para llegar y detenerse frente a una puerta que resultaba ser exactamente igual al resto. Su padre le hizo un gesto para que girara la perilla y algo confundida lo hizo. Al principio sintió algo de dolor en la muñeca derecha, luego como si algo le quemara. Intento no gritar, pero el dolor se seguía intensificando hasta que tuvo la necesidad de levantar la manga del brazo para lograr ver un tatuaje de una cruz. Cuando volvió a ver a su padre este lo miraba confundido.
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Hija de la Muerte
RomanceEmma es descendiente de una raza de seres encargados de la recolección de almas mortales, la muerte, como se conoce comúnmente. Pero las emociones, aunque están prohibidas para ellos, Emma puede sentirlas, parece que hay mariposas en el estómago, pu...