Normalidad

339 30 9
                                    

Al día siguiente

Su madre había salido temprano como siempre y ella apenas escucho la puerta cerrarse salió disparada de la cama para ir a la cocina con aquel payaso detrás de ella.

— No entiendo por qué tú entusiasmo

— Hoy, prepararé un rico desayuno–almuerzo sólo para los dos. ¿Qué te parece?

— Ya te dije que la comida humana no me es apetecible

— Eso no importa, además me ayudarás a mejorar mis habilidades culinarias

Gruño mientras se sentaba junto a la barra que separaba la cocina de la sala. La vio moverse de aquí para allá sacando cosas del refrigerador y objetos dónde hacer lo que sea que planeaba hacer.

En un molde algo grande la vio vaciar una arena blanca, leche, y huevos, batió demasiado rápido provocando que un poco de la mezcla manchar su cara, él solo la miraba sin ninguna expresión, hacer o ver cosas humanas le parecía aburrido, lo único que era de su interés era las situaciones en las que ellos estaban asustados, a esas cosas si les ponía atención.

Un aroma peculiar inundó sus fosas nasales, no era el clásico olor al que estaba acostumbrado, olor a cloacas; era un aroma dulce que salía de dónde ella estaba, se levantó con curiosidad para ver qué era lo que ocasionaba aquel rico aroma, ella no se percató de que estaba a su lado hasta que hablo.

— ¿Qué es eso?– la chica dio un salto ante su pregunta repentina–

— Panqueques, huele bien ¿No?

— Supongo

— ¿Me ayudas a hacer jugo de naranja?

— ¿Y qué debo hacer?– pregunto confundido–

— Te enseño, mira...

Colocó el exprimidor en la barra y tomó varias naranjas del bol de fruta, las cortó a la mitad y comenzó a exprimir, le dio una mitad de naranja y lo invito a que intentará.

— Lo haces bien– le ánimo mientras seguía con lo suyo.

Unos minutos más tarde ya tenían el jugo de naranja, los panqueques y huevos con tocino.

Ella esperaba ansiosa a qué probará la comida, el primer bocado toco sus labios pero antes de introducirlo por completo a su boca la miro con el ceño fruncido.

— Deja de verme así, no soy un maldito experimento

— Perdón, si, tienes razón... continúa

Comento nerviosa cortando un pedazo de panque para llevarlo a su boca, miro de reojo a su compañero quien ya había probado la comida pero no había dicho nada.

— Penny...

— Cállate y come

La interrumpió antes de que dijera algo más, debía aceptarlo, el sabor dulce de la miel junto al esponjoso pan hacia que su paladar se sintiera en la luna aunque no lo mal entiendan prefería mil veces algún niño.

Terminaron de comer y mientras ella lavaba los platos sucios decidió que no ya torturarla más.

— Sabía bien

— ¿Bien? ¿Solo eso?

— Me gusto más que esa cosa amarilla con la que me callaste la otra vez

— Hablas del waffle... muy bien, eso es bueno– sonrió feliz por su respuesta–

Más tarde ese día

— Dijiste que lo harías– reprochó ella cruzada de brazos–

— Dije que me daba igual

— Entonces hazlo

Pennywise: The Other SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora