cinco.

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         Un día, Moa recibió una nota anónima, escondida en el bolso que llevaba a clases de baile.

         <<No soy de hacer esto, no te lo tomes a mal.

         Quería decirte que bailas hermoso.

         Lástima que sea un solo triste, sería más hermoso si te viera sonreír.

        También es hermosa.

       Te admiro muchísimo.>>

        Sus mejillas se tiñeron de rojo y sus ojos se abrieron ampliamente, y lo primero que se preguntó fue quien era aquel misterioso.

        — Mizuno Yui. —dijo Suzuka, apareciendo a su lado de la nada y haciendo que pegara un salto —. Linda, mejillas tiernas, cabello semiondulado. —Suzuka asintió, relamiendo sus labios —. Yo que tú le hago caso.

        Moa tenía el rostro muy caliente ahora, había visto a esa chica que siempre llevaba su cabello largo y medio ondulado atado, tenía un cuerpo que envidiaría cualquiera y una sonrisa encantadora, iba en el turno anterior a su clase y sólo habían cruzado un saludo amable mientras ella se marchaba y Moa entraba al estudio.

        — Suzuka... Ya te dije que no iba a salir con chicas de nuevo. —La castaña negó.

        — Moa, eres un asco con los chicos. —dijo Suzuka sin un gramo de sutileza.

        — Soy un asco para el amor en general. —Corrigió la menor.

        — A ver, Moa, te gustan las mujeres, ¿Qué problema hay? Ve y amalas, hay muchas mujeres que también aman a las mujeres, ¿Estás en una fase heterosexual o algo?

        Moa suspiró con cansancio y rodó los ojos.

        — La única mujer que ame en mi vida es y serás tú. —dijo, mirándola, los ojos gatunos de Suzuka se abrieron un poco de más y un ligero rubor apareció en sus mejillas —. Temo que cualquier otra chica me haga acordar de ti, pero es peor eso porque cualquier otra persona me hacer pensar en ti, Suzuka.

        Caminó de forma silenciosa hacia ella, Suzuka no se apartó, la miró sin decir nada.

        — Porque ni hay ni habrá nadie después de ti, y porque aún te amo y a pesar de todo no quieres volver conmigo y nunca volverás, pero, por algo sigues aquí, ¿No?

        — Moa, no-

        — Me amas también. —afirmó la menor.

        Suzuka rió con algo de vergüenza.

        — Claro que te amo, Moa, ¿Quién no te amaría?

        — Ya sabes de qué forma me amas, Su. —dijo la menor, para que ella no le restara importancia —. Sabes que me amas como yo.

        La pelinegra se mantuvo sin palabras, Moa se inclinó hacia ella para unir sus labios en un beso suave, Suzuka cerró sus ojos y disfrutó del contacto, no hubo mucho movimiento ni muchos gestos por parte de ninguna, solo una unión de varios segundos, sin decir nada más.

        Moa lo empezó y lo terminó, se separó para mirarla con cierta pena.

        — La próxima clase, vendré antes para ver a esa tal Mizuno Yui.

        Y eso fue lo que más le dolió, a ambas en realidad, pero fue uno de los momentos claves que la hacían sentir que en verdad, no tenía nada que hacer allí.

Ghost of you. sumoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora