Prólogo

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 Las luces rojas y azules eran tenues desde donde me encontraba, mucha gene se reunía pisos abajo mirando la escena, los gritos se escuchaban muy bajo, podía jurar que pedían que no lo haga, que me detuviera. Pero ya era tarde, tomé una decisión.

"Mamá, papá y a toda mi familia... al final conseguiré hacerlos felices, ya no tendrán que preocuparse por mí si es que alguna vez lo hicieron. Dejé una nota en el escritorio, espero que la encuentren y que algún día la lean ya que ahí está el motivo de mi decisión, ustedes nunca se darán cuenta del error y después de esto, todo seguirá siendo mi culpa".

Recordé lo último, las comisuras de mis labios se levantaron en una sonrisa vacía, no miraba hacia ninguna dirección, detrás de mí escuchaba los forcejeos de la policía al intentar abrir la puerta de la recámara, es una lástima, no llegarán a tiempo, mi pie derecho resbaló por la cornisa segundos antes de que la madera cediera y les permitiera el paso, los gritos de terror de la gente se hicieron más sonoros y de pronto... todo se volvió oscuro.

En ese instante, ya no sentía, no oía ni olía, mis ojos miraban escenas de lo que parecía ser mi vida, como una mala película a la que era obligado a ver. Nuevamente todo fue oscuridad, una muy profunda e imposible de escapar.

Ángeles de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora