Two

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Seúl, Corea del Sur, 8 de enero de 2065.


Se encuentra dentro de su auto, estacionado y tomando café para mantenerse despierto.

Se siente de nuevo como un novato inútil, ya que fue asignado a solo vigilar en el vecindario más tranquilo de la ciudad. A pesar de llevar casi un mes en aquella tarea, no logra acostumbrarse. Suspira. Su noche está siendo muy larga.

Decide prender la radio y dejarla a un volumen bajo, abre su décima salchicha de la noche para comenzar a comer. Suspira de nuevo. Luego tendrá tiempo de volver al gimnasio.

Entonces, como por arte de magia, el comunicador reporta un altercado en la zona donde Taehyung se encuentra, y sonríe cual niño pequeño en navidad. Busca rápidamente las llaves del auto, pero antes de encenderlo, recibe datos de que la ruta de escape se está llevando a cabo por calles estrechas. Luego de anunciarse a los demás oficiales, sale del vehículo dispuesto a poner en práctica su rehabilitación.

Corre en la dirección donde sus compañeros indican a través del comunicador, y logra divisar a una figura de las dimensiones y características reportadas en su brazalete inteligente. Se siente capaz de seguirle el ritmo, así que la persecución comienza.

De nuevo puede recordar por qué ser policía es su pasión; la adrenalina corriendo en cada vena, la satisfacción de encarcelar a los malos, saber que es un ejemplo para su nación. Por un momento se distrae en sus pensamientos, y cuando vuelve, es sorprendido al topar con pared, en una calle cerrada, sin señales del presunto delincuente que perseguía por robo e intento de homicidio.

Suspira con frustración, y se reprocha de su pésima concentración en el trabajo.

—¿Qué mierda? Esto no te pasa nunca, ¿por qué ahora? —coloca ambas manos sobre su cabello, talla este con algo de brusquedad y luego baja sus brazos, sintiéndose aún más derrotado que cuando regresó al trabajo recién recuperado.

Siente un roce en su espalda que lo hace voltear, en alerta. Por instinto, dirige su mano hacia la funda de su neutralizador, pero ladea la cabeza en confusión, no hay nadie atrás de él; solo la tenue luz del poste a la entrada de la calle. Entonces otra caricia es propinada a su espalda y voltea bruscamente, de nuevo hacia la pared. Se marea un poco en el proceso, aunque se recupera enseguida, con el arma ya en su mano.

—Vaya, vaya...—escucha una voz grave, una voz que conoce más que a la perfección.— Pero si es mi policía favorito, ¿qué tal va la rehabilitación?

De repente, la nada va tomando forma en una silueta grande, y segundos después, se ve materializada frente a sus ojos. Frunce sus cejas en molestia, mientras su quijada se tensa.

—No puede ser, había escuchado que las ratas hablaban, pero jamás creí que lo vería en persona —ataca Kim con un tono burlón, dando unos pasos atrás para mantener una distancia prudente, sin bajar la guardia.

—No quieras pasarte de listo conmigo, cariño...—Jungkook lo mira mientras entrecierra los ojos, trata de verse intimidante, pero aquel gesto no parece afectar a Taehyung.

—Jefe Kim para ti, querido —sonríe sin gracia, para luego levantar su neutralizador y apuntarle al más alto, quien por el momento no luce intimidado.

—¿Jefe? Qué raro, porque si lo fueras, tratarías con casos de verdad y no estarías aquí —responde con simpleza, al tiempo que le lanza una sonrisa inocente.

Taehyung aprieta los labios, y al escuchar cómo el arma es cargada, Jungkook alza sus manos en señal de rendición. Ya no se esfuerza en negar su delito, aunque le parece divertida la idea de tratar de engañar al policía.

—¿Por qué no haces esto más sencillo y simplemente te entregas? Me dolería mucho gastar una munición mía contra una basura como tú.

El pelinegro atina a reír, divertido por la amenaza de Kim.—¿Dispararme? ¿Tú, a mí? Deberían bajarte la dosis de medicina, ya comienzas a alucinar.

—Sabes que soy capaz de hacerlo, Jeon...

—Pues no fuiste capaz hace siete meses, Teniente Kim...

Taehyung titubea un poco; su mente le lleva aquel fatídico día. No fue capaz de disparar, aún teniendo todas las posibilidades de hacerlo, y a cambio, el herido fue él mismo.

Jungkook nota que Kim acaba de flaquear, por lo que aprovecha para meterse en su mente, y logra hipnotizarlo, siendo esto fácil debido a la falta de protección del policía. Lo deja inmóvil, sin capacidad de hacer nada hasta que sale del callejón con calma.

Es ahí cuando desinhibe el trance, y Taehyung reacciona enseguida para disparar, pero Jungkook ya no se encuentra enfrente suyo. Voltea rápidamente, yéndose hacia un lado al sentirse mareado. Se sostiene de la pared, con la otra mano sobre su cabeza.

—Me quedaría a conversar más contigo, pero...-se detiene al escuchar sirenas de policía acercarse.— Tengo policías de los cuales escapar, nos veremos pronto, cariño —le manda un guiño antes de escapar de ahí.

Taehyung se mantiene aturdido incluso después de la interrogación de sus compañeros, quienes terminan llevándole a su hogar al notarlo muy mal.

Policías y mutantes [KookV] (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora