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Las siete de la tarde llegó más rápido de lo que San hubiese querido, cómo si fuera el destino (que últimamente estaba en su contra al parecer), la puerta retumbó suavemente por Ryujin.

San fue de inmediato a abrir la puerta, encontrándose allí a Ryujin con una sonrisa, haciéndose un lado para que entrase.

El señor de tu recepción casi no me deja pasar ¿Qué le sucede?— fue lo primero que Ryujin dijo cuando ya estaba buscando el sofá para sentarse.

¿En serio?, es mayor. Seguramente no te recordó— murmuró San con una leve sonrisa.

Veo que estás terminando de desempacar, eso es bueno. Así podrás mostrarme el resto de tu casa, sigo esperando el house tour. Solo conozco tu sala y el baño— recalcó la muchacha con un tono divertido.

Número uno; San estaba nervioso que decidió distraer su mente y pensar en las palabras correctas con la que debería hablar a Ryujin, desempacando. Sin embargo aún no había servido de mucho.

Número dos; ¡Es verdad! Hace unos pocos meses tenía departamento nuevo y ni siquiera le había mostrado a Ryujin su estudio (el mismo que ambientó para ver películas y el único que lo conocía era Wooyoung. Y el mismo que el azabache se tomó el atrevimiento de exponerlo en sus redes sociales ¡Gracias al cielo Ryujin no conocía el lugar!). No porque no quisiese realmente, San ni siquiera había sacado su ropa completamente de las cajas y creía que no era un lugar muy romántico para ella. Para nadie en realidad. Pero Wooyoung lo conocía porque era Wooyoung.

Uh, si, perdón. Prometo terminar y mostrarte— aseguró tratando de no hacer notar su nerviosismo. Lo cual era prácticamente imposible para él. ¡Cómo mierda empezaba a decirle!.

¿Estás bien?— preguntó pasando sus manos a las del castaño quien se veía ansioso.

No, bueno si, aish— San balbuceó quitando la mano de Ryujin de las suyas. —Debo decirte algo.

Te escucho, San.

Y probablemente me odies por el resto de tu vida. Tal vez jamás quieras verme y te entiendo.

Pues yo no te estoy entendiendo. ¿Puedes calmarte y decirme?

Bueno— masculló San bajando su mirada a sus propias manos entrelazadas en su regazo. —Yo-

¿Sales con otra persona?

¿Qué?— alzó ambas cejas sorprendido por la tranquilidad en la que hablaba Ryujin. Eso literalmente fue un imprevisto balde de agua fría.

¿Es eso? ¿Cierto?— sentenció con una sonrisa. Ella estaba ahí tranquila con una leve sonrisa en el rostro, tal como si hubiera descubierto una travesura de un niño pequeño.

T-tu ¿Qué sabes?

Nada— bufó —Cuéntame.

No salgo con nadie— replicó tapándose el rostro con las manos. ¡Ryujin lo sabía y aún no recibía una patada en los huevos! ¿Qué? —Pero besé a otra persona estando contigo, muchas veces. Sé que eso me convierte en el peor novio del mundo, y sé de que nada sirve pero lo siento. Ódiame, bloquéame de las redes sociales y de tu vida si quieres.

No te odio, San— ella aseguró pasando su mano por el cuello del muchacho, el cual se puso tenso al comienzo. —No estuvo bien lo que hiciste, sin embargo, no te odio. Sería muy descarado de mi parte.

¡¿De verdad?!— ella asintió —Pensé que me mandarías a la mierda. Espera, ¿Por qué sería descarado de tu parte?

Bueno...— suspiró dejando su mano en el hombro del castaño.

move  ||  woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora