Sin empleo

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Su celular sonando la saco un hermoso sueño, gruño mientras tomaba el aparato, por la canción que se escuchaba sabía que era alguien del trabajo así que mientras tallaba sus ojos contesto la llamada.

— ¿Si?

— Sia, tienes que venir. No vas a creer lo que está pasando

Hablo Eddie del otro lado de la línea en un tono, que para ella era preocupante. Le dijo que estaría ahí tan rápido cómo sus piernas le permitieran, era sábado aún así había noticias que pescar y artículos que escribir.

Luego de un par de kilómetros recorridos en su bicicleta ya se encontraba frente a aquel aburrido edificio. Tomó el elevador algo preocupada por no ver a la recepcionista en su sitio pero en cuanto el elevador se detuvo sus ojos se abrieron de golpe al ver el desorden que había.

Su jefe, Bob, estaba dando vueltas mientras lanzaba los ejemplares que se suponía eran para hoy, ella camino hasta quedar a un lado de Lilia, la recepcionista.

— ¿Qué está pasando?

Le pregunto a la joven, está trato de responder pero el hombre mayor no dejo que hablara, su rostro estaba rojo por la emoción y tenía una gran sonrisa dibujada en el rostro.

— ¡Oh mi amada Sia! No adivinara lo que está pasando

— Pues no. ¿Qué está pasando jefe?

— ¡Me he ganado la lotería!

Grito feliz volviendo a girar mientras arrojaba los papeles por todos lados, todos a excepción del hombre tenían una mueca de preocupación en el rostro.

— Me alegro pero...

— ¡Y por fin he podido vender este mugroso edificio!

— ¿Qué? ¿Venderlo? Pero eso quiere decir que...

— Lo demolerán y construirán uno nuevo ¿No es genial? Me iré a San Francisco con mi primo Luís. Espero que tengan bonitas vidas chicos.

— No, no. Espere ¿Se va? ¿Qué hay de nosotros y nuestros empleos?– cuestionó preocupada y algo alterada al ver que pensaba en dejarlos votados–

— Querida, podrán conseguir empleo más rápido que nadie, son jóvenes y con energía. Nos vemos~

Salió del lugar aventando un periódico más. Todos comenzaron a balbucear, estaban entrando en pánico, y con todo el derecho, es decir, te levantas y vienes al trabajo solo para que te digan que estás desempleado.

Ella bufo y dando unas pequeñas palabras de aliento a sus compañeros salió del lugar con sus cosas en la mano. "Hoy no, Sia. Hoy no" se decía mientras caminaba hasta su bicicleta.

Ahora no tenía empleo pero el día de hoy no haría nada para arreglarlo. Merecía un descanso luego de trabajar cinco años con aquel sujeto. Hoy sería su día libre y se consentiría, mañana – si es que no moría está noche– Comenzaría a buscar trabajo, no importará que no fuera en un periódico, las cosas se solucionarían no importaba que el día de hoy fuera un desastre. Mañana sería un día mejor.

***

— Así es, y quería saber si necesitaba a alguien... no, está bien. Bueno gracias.

Esa había sido su sexta llamada para convencer a alguien de darle un empleo. ¿Por qué era tan difícil? ¿Es por qué era chica? ¿Creían que no podría con el trabajo pesado? Al pasar por el restaurante de la otra vez el letrero ya no estaba y al preguntar le confirmaron que el puesto ya había sido ocupado. Siguió buscando hasta las 4 de la tarde.

— ¿Entonces no tiene nada para mí? Lo que sea, puedo con todo.

— Alessia, los trabajos que tengo para ti son extremos.

— No importa, ya le dije que puedo con todo.

— Escucha creo que...

Estaba en la oficina de uno de sus profesores de la universidad, el tenía contactos y ayudaba a jóvenes a conseguir trabajos, el había sido su primera opción para pedir ayuda.

— Por favor, lo que sea estará bien, usted sabe que sé un poco de todo

El hombre frente a él frunció un poco el ceño, no era mentira lo que decía. A ella le gustaba entrar a clases extra durante el verano, no importaba lo que fuera mientras no tuviera trabajo estaba encantado de aprender algo nuevo.

El hombre reviso una vez más su computadora, un nuevo mensaje le había llegado y se sorprendió al ver de quién era.

— Tengo algo. Aunque... no lo sé. Quizás no te agrade

— Por favor, llevo tres días tratando de conseguir algo. Lo que sea está bien

— Anthony Stark necesita una secretaria

Dijo y en ese momento ella sintió todo un balde de agua fría caer sobre su cabeza para empapar hasta la última célula de su cuerpo.

— Está bien. ¿Me dará una nota o algo?

— ¿Segura que está bien? Se bien que rondar cerca de alguien... cerca de los vengadores no es algo que te agrade mucho.

— Trabajo es trabajo profesor, estaré bien

— De acuerdo. Le diré que te envío, quizás te reciba hoy mismo. ¿Te importaría esperar un poco para que me conteste?

— Claro, no tengo ningún problema.

¡Alto! No sigasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora