Esa Maid, Decorando

209 18 4
                                    

Navidad, irónicamente, era una fiesta bastante importante en el Inframundo, aunque claro, no por las razones que la mayoría pensaría

Todo estaba decorado hermosamente, por órdenes de la Princesa, haciendo que el Infierno tuviera más color que nunca.

Los demonios del lugar aparentaban estar molestos, pero debían admitir que el entusiasmo de la heredera era contagioso.

En estas fechas, las órdenes de la princesa se convertían en ley absoluta, y todos la aceptaban gustosos, mientras el lugar parecía transformarse mágicamente ante sus ojos.

Antes de que cualquiera se percatara, los villancicos y las conversaciones sobre regalos inundaban el lugar.

Todo daba un giro de 180 grados

Debido a todo ese entusiasmo, el Rey del Inframundo otorgaba pequeños permisos para ir al mundo humano, para que pudieran conseguir sus regalos navideños.

Los demonios se comportaban bien durante días, porque hacerlo por más tiempo iría contra su naturaleza, pero lo hacían porque si no, no podrían visitar el mundo terrenal.

Y así los días pasaban, mientras cierta chica estaba entrando en crisis.

- ¡Melody! ¿Cómo van los preparativos? ¿La cena? ¿Las decoraciones? ¿Todos han ido por sus regalos? ¿Ya está listo mi traje? - 

- Hime-sama, si quiere respuesta a esas preguntas debería hacerlas una por una. Los preparativos van bien; la cena va en orden, aunque los ingredientes fueron algo difíciles de conseguir; los demonios de las decoraciones están hartos del verde, rojo y dorado, y de paso le odian; los únicos que no han ido aún allí son usted y el joven Phantomhive; su traje fue terminado esta misma mañana - 

Ok, sus nervios estaban a nada de estallar

- Ok, todo parece estar bien, entonces, tráeme mi traje, dale a Ciel el suyo, y nos vemos en el portal - 

- A sus órdenes Hime-sama - 

La chica se vistió rápidamente, con un traje hecho a su medida, con los clásicos rojo, negro y blanco, unas botas negras y un gorro navideño.

Al terminar corrió por el castillo, buscando a su padre gritando por todos lados.

Antes de que los residentes del castillo quisieran arrancarse los oídos, el gobernante decidió aparecer frente a su hija.

- Princesa, sabes que te amo, pero tienes al borde de la histeria a todos dentro del castillo, es hora de que te calmes -

Solo dos personas podrían calmarla en ese momento, su padre era una de ellas

- Tienes razón, lo siento - Hablar con ella la calmo.

- Todo saldrá bien, ahora, es hora de que te dirijas al portal, vayas al mundo humano, pasas una tarde agradable con tu novio, y vuelves a la hora de la cena a celebrar - 

- Pero, si no estoy aquí, todo se volverá un caos -

- Princesa, lo mejor para todos es que nadie te vea por un tiempo - La cara de su padre era tranquilizadora.

- ¿Por qué siempre tienes razón? - Abrazo a su padre.

- Porque soy tu padre - 

Y siempre lo sería

Con eso dicho, la chica sonrió, para después correr en dirección al portal, donde cierto chico ya la estaba esperando.

Condes malditos (Ciel y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora