Esa Maid, De Luto

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La Iglesia estaba repleta, sinceros e hipócritas, todas esas personas vestían con el luto en el rostro, y la clásica ropa negra.

¿Y dónde estaba nuestro querido Conde?

El Conde hacia su aparición sorpresa, llevaba una rosa roja en la oreja y un hermoso vestido rojo en la mano, se acercó al ataúd con su tía en el fondo de la habitación, vestida de blanco, y con una sonrisa en su rostro.

- Mi querida Madam Red, ese no es su color - puso el vestido sobre ella - Ya puede descansar en paz -

Esa era mi señal

Del techo cayeron incontables pétalos de rosas color rojo, los presentes se sorprendieron, mientras una sonrisa aparecía en el rostro del Conde y de su mayordomo.

Antes de irse, el Conde dejó una rosa en el pelo de su querida tía, y se reunió con su mayordomo, saliendo del lugar.

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- Ya puedes salir, no hay nadie más que nosotros -

El Conde vio a su derecha, a un árbol cercano a él y su mayordomo, de donde salió una joven Condesa junto con su maid.

- Vaya, quería estar un poco más de tiempo sin que me vieran, pero bueno -

- ¿Por qué no estuviste en el funeral? -

- Claro que estuve allí, si no quién más habría ayudado a que tu acto de despedida saliera bien, además, no me gusta pasar más tiempo del necesario en una misma habitación que tu prometida -

Lo último lo dijo con odio, aunque no parecía haberse dado cuenta.

- ¿Te molesta tanto Elizabeth? - Ciel parecía divertido por los celos de (T/N).

- ¿Cómo no me molestaría? Ella tiene algo que yo no tengo -

- ¿Y qué es eso que no tienes? - (T/N) suspiró.

Aún no era tiempo para que lo supiera, solo lo pondría en más peligro

- No te preocupes, no es necesario que lo sepas por ahora - Ganas de decirle no le faltaban, pero esperaría a que todo se calmará por un rato.

De pronto, Undertaker entró en nuestra vista.

- No debería tardar en decírselo Condesa, puede que un día tenga que despedirse de él - el sepulturero se veía divertido.

- Y tú no deberías tardar en cerrar la boca, tú tampoco estás limpio como para que me juzgues - una sonrisa estaba ahora en mi rostro, mientras el sepulturero se ponía solo por unos segundos serio, antes de volver a carcajearse.

Ya tenía información gratis la próxima vez que lo fuera a ver

- ¿Ya esta listo sepulturero? - Ciel terminó con ese ambiente.

- Claro, por aquí - Undertaker nos guió a una tumba reciente, en la cual se podía leer el nombre de la última víctima de "Jack el Destripador".

- Mary Jane Kelly - el par de mayordomos se veían sorprendidos, yo en cambio, sonreía con ternura hacia la tumba.

- Resultó que era una extranjera inmigrante, nadie vino a reclamar su cuerpo - Ciel se veía culpable.

Todavía era humano

- A pesar de todas las oportunidades, preferí atrapar a "Jack el Destripador", dejándola morir -

- ¿Eso es culpa o arrepentimiento, Conde? - 

- ¿Por qué debería? La inquietud de la Reina ha sido resuelta -

- ¿Victoria? No soy su fan, solo deja que aquellos debajo de ella hagan el trabajo sucio y doloroso a usted - 

Yo tampoco estaba de acuerdo con ella

- Este es el destino con el que he decidido cargar, pasado a mi a través de este anillo - Ciel besó el anillo, y mi sonrisa regresó a mi rostro.

- Ese anillo parece más una correa para el perro -

- Pero el único que decidió llevarla fui yo -

- Solo espero el día que te ahorques con ello, si no sería bastante aburrido - el sepulturero tenía al Conde tomado de su corbata, pero lo soltó unos segundos después.

- Si necesita algo más, mi tienda estará abierta para cualquiera de los condes y sus respectivos mayordomos -

Undertaker se iba riendo, alejándose de nuestra vista.

Justo a tiempo, un poco más y mis ansías de asesinarlo podrían ser mayores que yo

- Es bastante mentiroso Conde, ¿por qué no apretaste el gatillo de tu arma oculta? ¿Acaso pensar en matar a una dama por ti mismo era ... terrorífico? - el mayordomo se veía serio y algo aterrador.

- No lo hice, porque ese es tu trabajo - Ciel se veía igualmente serio.

- Yo, a diferencia de Madam, no me detendré, ni vacilaré, a cambio, ¡tú no debes traicionarme nunca, no debes dejar de estar a mi lado nunca, sin importar que! - 

- Yes, my lord -

Yo solo veía un par de pasos más atrás, aún en la tumba de Mary; dándome cuenta que no falta mucho para que nos fuéramos, decidí aparecer un ramo de rosas azules, y dejarlo en la tumba de aquella chica.

Rosas azules, como yo

Ciel volteó a ver lo que yo estaba haciendo, al darse cuenta de que no estaba a su lado, y me vio poniendo las rosas en la tumba de la prostituta; al sentir su mirada sobre mis acciones, lo miré con una gran sonrisa en mi rostro, me acerqué rápidamente a él, le di un beso en la mejilla que lo sonrojó ligeramente, y después le susurré aún con mi sonrisa:

- Puedes negárselo a todos los demás, pero a mí no me puedes engañar, tú de verdad eres amable - mis palabras terminaron de subir los colores al rostro del Conde, mientras decidía que quería igualar las condiciones, así que él contraatacó con un beso cercano a mis labios.

Y lo logró, mi cara estaba igual de colorada

Ahora era el Conde quien sonreía, tomó mi mano mientras con la otra sostenía su bastón.

- Ya hemos terminado nuestros asuntos aquí, así que, ¿me acompañas a tomar el té? -

- Sabes que no es necesario preguntar, siempre que sea contigo voy a donde sea -

- ¿Segura? -

- Totalmente, después de todo, estoy segura que ya sabes más de lo que soy y de mi historia por Sebastian -

- Aunque tal vez no me creas, no lo he hecho, quiero que tú misma me lo cuentes, quiero ganarme la confianza suficiente para que me cuentes tu historia -

- Muy bien, si tanto lo quieres, te contaré un poco de mí durante el té, mientras jugamos ajedrez, ¿te parece? -

- Perfecto -

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He vuelto, finalmente he vuelto.
¿Cómo les va? Espero que les guste el capítulo.
En esta ocasión, las preguntas de Ciel, serán las suyas, ¿algo que quieran preguntar?¿qué quieren saber de la protagonista?
No olviden dejar su voto y comentar (comenten mucho, no voy a hacer esta dinámica muchas veces).
Hasta otro capítulo.

Condes malditos (Ciel y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora