Retornó.

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Bulma.

Que hice mal, no se que hice mal, enterarme que no soy una Brief, que mi hermano se aprovecho de mí y que estoy casada con un demente, me hace sentir náuseas. Llegamos a un auto negro subimos y lo volteo a ver por primera vez...

- Amor tengo que vendarte los ojos, no quiero que hagas lo mismo de la última vez.- No contesto sigo llorando por todo lo que se y que me lastima; venda mis ojos y sigue hablando.

- Te prometo que todo será distinto, seremos felices como lo había planeado; ¿Dónde te gustaría vivir? Escocia, Italia, Tur...-

- No me interesa nada de eso señor, solo quiero un lugar tranquilo dónde poder orar.-
No responde solo le dice al chófer que siga.

El camino fue tranquilo, no tardamos más de 45 minutos y llegamos a un aeropuerto o eso supongo, pues subimos a un avión donde me quito la venda, me veía con disgusto solo me veía de arriba abajo viéndome con desprecio, sus hombres estaban por la puerta de la nave, un hombre de cabellera larga me observaba no quitaba sus ojos de mí, disimule no verlo el hombre antes mencionado fue llamado por mi supuesto esposo, reclamaba el porque aún no despegabamos, cinco minutos después salimos del angar.

Llegamos después de 5 horas de vuelo a un destino desconocido para mí, antes de bajar vuelve a vendar mis ojos y volvimos a subir a un auto, no entiendo porque tanto misterio, porque no me deja ver nada porque hace esto.
Llegamos a una casa bastante ostentosa, visualice los alrededores pero no había nada más que un espeso bosque.

-¿Dónde hay una iglesia o un templo.?-

- No hay nada de eso por aquí, solo lo que vez.- Empezó a caminar por las escaleras de la gran entrada.

- No puedo vivir así.- Detuvo su andar.

- Acostumbrate, aquí no hay un Dios que te proteja de mí, aquí yo soy tú Dios.- siguió su camino.

Contuve mis lágrimas y seguí el mismo camino que él, al entrar había una caravana de empleadas domésticas a los lados de la puerta. Él se detuvo enmedio de las dos filas.

- Ella es mi esposa, lo que ella pida y ordene se ara, nadie tiene porque contradecirla, si nadie acata sus órdenes dese por muerto o muerta, entendido.-

- Si señor.-

- ¡Bardock!.-

-Si señor.-

-Instalen una recamara para mi mujer y por favor quitenle esa ropa no la quiero ver así.-

-Basta, Vegeta.- La voz de una mujer mayor se hizo escuchar, levanté la vista y la Vi bajar de la gran escalera. Su porte su seriedad daba más miedo que la de mi supuesto esposo.

-Buenas tardes, madre, no se preocupe yo misma me encargaré de que usted se sienta cómoda en esta casa.-

-Como te atreves abuela.-

-Me atrevo porque sigo siendo la matriarca de la familia Ouji y mientras yo esté lo que yo diga es ley y más te vale irte acostumbrando Vegeta, basta de tantas estupideces tuyas, yo me encargaré de la madre, entendido.-

Agachó la mirada y a regañadientes contestó. - Está bien abuela, estaré en mi despacho.- El hombre se marchó por un largo pasillo hasta que lo perdí de vista.

- Bardock, instalen una habitación para la señorita Bulma que sea de su agrado y por favor lo que ella pida que se acate entendido.-

- Si señora.-

El hombre llamado Bardock me llevo a la siguiente planta.

- Está es su habitación mi señora.- Observe la recamara, era grande demasiado para mí gusto.

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