"Encontrarte sin saber que ya me estabas buscando."

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Lo perdió...

El vuelo 4902 de American Airlines, con destino directo hacia Madrid había partido del aeropuerto JFK a las 22:00 exactas. Inusualmente puntual y sin ninguna clase de retraso como tanto deseó que sucediera mientras se encontraba atorada en el tráfico camino al aeropuerto hacía poco más de 50 minutos.

Y la culpa no era tanto del tráfico, porque en realidad había perdido casi 40 de esos 50 minutos pasando por la infinidad de filtros de seguridad del aeropuerto y para cuando por fin logró llegar a la puerta indicada, el avión ya había dejado la zona de embarque y comenzaba a elevarse sobre la pista, guardando el tren de aterrizaje, listo para coger altura. Ya no había nada que hacer...

—¿Pero cómo me voy a quedar calmada señorita? ¡Si acabo de perder mi puto vuelo! — Se quejó exasperada, aunque sabía que la azafata no podía entenderla.

"I had to be on that flight, my family is waiting for me!" — Intentó de nuevo, con un tono mucho menos agresivo esta vez.

I'm sorry ma'am, we're trying our best to get all of our passengers to their destinations as fast and safe as we can.

Please, I need to get a seat on the next flight to Spain you have. "I'll pay anything." 

It's not about money, miss. There's a massive snowstorm coming up within the next hours, so we'll might be grounding flights soon. We'll book you on a new flight, as soon as the storm passes.

Su madre le había aconsejado viajar antes para evitar esta clase de contratiempos, pero ella había preferido quedarse adelantando trabajo el mayor tiempo posible para así poder pasar la navidad tranquila en casa y tener menos pendientes al volver. Pero esto lo había decidido antes de saber que habría una tormenta de nieve amenazando con arruinar su "plan sin fisuras."

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El siguiente vuelo a Madrid se programó para las 2:50 am y Natalia fue asignada al asiento A17. Aunque según el pronóstico, la tormenta estaba prevista para comenzar a la 1:30 am, lo que abría la enorme posibilidad de que el aeropuerto comenzara a cancelar todos sus vuelos en cualquier momento.

—¡Que sí mamá! "Te juro que he hecho todo lo posible para llegar. Pero nada, que he llegado 7 minutos tarde y mi avión ha sido el único que ha salido a tiempo y me ha dejado." — Argumentó la morena al teléfono. —Ya, ya, que sí que me lo has dicho, pero jolin, ¿Y qué iba a saber yo que el avión me iba a dejar y que luego el pronóstico del tiempo iba a tener razón esta vez?

La voz de su madre parecía querer atravesar el móvil y perforarle el oído.

Y realmente María tenía todo el derecho de estar molesta. Esta tormenta era de todo menos inesperada; había acaparado gran parte de los titulares de las noticias nacionales e internacionales durante los últimos días, pero Natalia nunca prestaba atención a los noticieros y mucho menos a los pronósticos meteorológicos que, a su parecer, solían estar mal el 90% de las veces.

—"Seamos optimistas, si el vuelo en el que me han puesto sale a las 2:50 am, estaría llegando a Madrid algo así como a las 4 de la tarde, y para la noche estaría ya en casa con vosotros."

—Sabes que no será así, Natalia. En el noticiero han dicho que es la peor tormenta invernal en Nueva York en años... A tu abuela le hacía muchísima emoción verte, pero aceptémoslo, cariño,  "No vas a llegar a tiempo para cenar con nosotros en nochebuena." — Sentenció su madre.

—No seamos pesimistas, ¿quieres?... Vamos a esperar a ver que sucede. Dale un beso a la abu y a papá de mi parte y dile a Elena y a Santi que en nada estoy ahí, ¿vale?... "Te dejo que tengo que cargar el móvil, mamá."

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora