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—¡mira a tu amiga! ¡mírala! ¡¿por qué no eres como ella?!

El dolor se formo de inmediato en la débil garganta, mientras trataba de retener las lagrimas... Agacha la cabeza, evitando su mirada, evitando que ella note su expresión...

—perdón... mamá...

Escritos SelladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora