Llegamos a un edificio, moderno, rodeado de un enorme muro de cemento vigilado por personas armadas, que nos paran al vernos y luego abren las enormes puertas de metal, dejándonos entrar a una amplia zona en la que veo varios todoterrenos más, amontonados en una zona concreta, donde dejamos el nuestro y se nos acercan dos hombres armados y una mujer con una porra electrificada.
La miro y me coloco a la defensiva.
— ¿Quién eres? - me pregunta - mirando al hombre y a la mujer, que se quitan los cascos.
— Cero trece, te presento a la señora Myers, la jefa de seguridad de éste recinto.
La miro, apretando los dientes, preparado para un ataque, debido a su mirada, me lo espero está deseando hacerlo.
Me acerca la porra a la cara y la coloca bajo mi mentón, levantándolo lentamente y mirándome, acusadoramente.
— ¿Qué clase de nombre es ése? - pregunta, con desprecio.
Agarro la porra y la aparto de mi cara, desafiando a la mujer con la mirada.
— Vamos cero trece, no te conviene meterte en problemas - dice Cannon, agarrándome por los hombros y arrastrándome del lugar.
— ¿A dónde crees que te lo llevas Cannon? - pregunta la mujer.
Él se gira y yo con él.
— Todos los problemas deben recibir mi aprobación para entrar - dice.
La miro, apretando más los dientes.
— Sin embargo, éste problema es muy peligroso, no entrará - termina.
Intento acercarme, pero Cannon me agarra con mucha fuerza y frustra mi intento de acercarme.
Lo miro, ahora viendo su rostro, serio, mientras mira a la mujer con sus ojos verdes, decidido y mientras su pelo marrón ondea al viento.
Miro a la chica, detrás de él, con una coleta rubia y unos ojos azules, mirándome preocupada.
— Oye Cannon, creo que deberías hacerle caso a la señora Myers, puede ser peligroso.
La miro, furioso, y ella se esconde un poco tras él, temiéndome.
— Suéltame Cannon - ordeno.
Él me mira y se ríe.
— Ni hablar cero trece, ha costado la vida de mi compañero sacarte de allí y entrarás al laboratorio a ver al científico, aunque sea por encima de mi cadáver.
Lo miro, furioso y luego me giro a mirar a la mujer.
— ¿Quiere dejarnos pasar de una maldita vez?
Ella niega con la cabeza, sonriéndome amenazadora.
— ¡El niñito se cree invencible!
— ¡Cero trece es un código señora Myers! - exclama la mujer.
Ella la mira, confusa y luego me mira a mí, furiosa, frustrada.
— Ya conoce el procedimiento en éstos casos - dice Cannon, disfrutando.
Ella me mira y yo le sonrío, victorioso.
— Acompañadlos al interior - ordena a uno de sus guardias, que lidera el camino al edificio mientras la dejamos atrás con el resto.
Cannon todavía me tiene agarrado cuando entramos al edificio, y es molesto, no puedo soportarlo más.
— Suéltame - ordeno.
Él me suelta.
Me giro y él sonríe.
— Lo siento, supongo que eran los nervios de antes - responde.
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Completamente normales
RandomEn un mundo en el que la tasa de crimen es del ochenta por ciento, los experimentos humanos secretos soviéticos son lo único que mantiene la esperanza del mundo, pero un fallo en los mismos, una mezcla de genes, provoca la mutación de ciertos sujeto...